viernes, 8 de abril de 2016

¿De qué se ríen las hienas?

Siempre me ha llamado la atención ese sonido entre el histerismo y el histrionismo que emiten las hienas, que es lo más parecido a la risa de los seres humanos. Es difícil imaginar a un animal desternillarse de risa, pero lo cierto es que aparentemente estas bestias carroñeras lo hacen habitualmente, sin que a día de hoy sepamos a ciencia cierta que es aquello que lo produce.

Personalmente creo que tienen pocos motivos para hacerlo. No son precisamente agraciadas en el físico. No gozan de la fuerza, la velocidad, ni la inteligencia de otros depredadores, lo que las condena a vagar mendigando el alimento de quienes reinan en lo más alto de la cadena alimentaria. Siempre en un segundo plano. Relegadas a vivir entre las sombras de la noche guiadas por su olfato; porque su deficiente visión tampoco les resulta de mucha ayuda cuando el sol se erige poderoso en el horizonte.
Y ahí siguen desafiando nuestra ciencia y supuesta inteligencia, que todavía no ha sido capaz de averiguar que es lo que provoca esa risa a mandíbula batiente.

Hoy he visto una fotografía que me ha hecho reflexionar de nuevo sobre este misterio del reino animal. En ocasiones los propios seres humanos nos empeñamos en investigar para conocer mejor los hábitos de los animales, cuando ni siquiera entendemos las actitudes y comportamientos de nuestros propios congéneres. 
Confieso que soy incapaz de comprender a quién hace apenas dos semanas manifestaba su disconformidad con la asistencia de alguien en calidad de cargo público a un acto religioso, lo prohibió en nuestro municipio, pero aparece el día de Santa Faz fotografiado peregrinando en la Romería religiosa y posando sonriente al lado del Molt Honorable President de la Generalitat. 

No alcanzo a entender a quién o quienes han diseñado el dispositivo de la tradicional Feria de Santa Faz; así como tampoco puedo compartir determinados criterios arbitrarios y que a mi entender carecen de lógica, poniendo trabas a los comerciantes, vetando lugares de venta, provocando molestias a los vecinos con restricciones de acceso y tráfico innecesarias nunca antes vistas. Creando problemas y fastidiando en definitiva a muchas personas, que jamás habían visto tantos despropósitos concentrados en un sólo día.
Pocos motivos creo que hay para sonreir cuando se ha privado a vecinos de servicios y descanso, se ha vetado a feriantes instalarse y ganarse la vida honradamente, y se ha impedido sistemáticamente a comerciantes y hosteleros que pagan religiosamente sus impuestos en nuestro municipio, recuperar un poco de todo lo que invierten en sus negocios en este fin de semana.

Habida cuenta de la situación, miro y remiro esta fotografía del Alcalde y algunos concejales, asesores y afines y no lo entiendo. Me pasa lo mismo que con las hienas, ¿de qué se ríen?