domingo, 12 de febrero de 2012

In memoriam

Todo estaba listo. El hotel Beverly Hilton era un hervidero de fans que se congregaban a sus puertas, para presenciar la llegada de los mejores artistas del panorama internacional, que habían sido invitados a la fiesta que anualmente organiza Clive Davis previamente a la entrega de los premios Grammy.
Quincy Jones, Tony Bennett, Cee Lo Green, Jennifer Hudson, Elvis Costello, Miley Cyrus, Diana Krall o Kelly Price entre otros, se encontraban alojados en alguna de sus habitaciones. Pero de entre todos destacaba una invitada especial aquella noche. La cuarta planta de aquel hotel fetiche para los famosos de Hollywood, tenía de huésped a una mujer muy acostumbrada a participar en fiestas de este tipo y a recibir premios a lo largo y ancho del orbe; no en vano tenía en su haber, precisamente seis gramófonos dorados de los Grammy.

Seguramente en la soledad de su habitación más de una vez habría recordado sus inicios y como el soul la marcó desde bien pequeña, consiguiendo encandilar a todos cuanto la escucharon. La gran Aretha Franklin tuvo ese privilegio y no dudó en amadrinarla para lanzar definitivamente junto a Clive Davis, a aquella adolescente de voz prodigiosa al estrellato.
Ellos fueron los primeros en descubrirla y adivinar que iría más allá que cualquier cantante que la hubiera precedido en el R&B, pop o gospel. Efectivamente fue más que una cantante de extraordinaria voz que decidió a abrir el abanico de sus posibilidades para tocar otros palos del mundo artístico. Fue compositora, productora, empresaria, modelo, relaciones públicas, e incluso actriz.
Pronto recibió el sobrenombre de «La Voz», en clara referencia al portentoso timbre que la encumbraba como la mejor partenaire de su compatriota Frank Sinatra. Su chorro musical era poderoso, fresco, nítido, claro, sin terciopelo. Rozaba la perfección. Erizaba, emocionaba, conmovía, estremecía, enternecía, simplemente enamoraba.
Algunos críticos calificaban su voz como "tesoro nacional". Un talento vocal que revolucionó la industria de la música como casi ninguna cantante lo había hecho hasta entonces.
El año 1985 marcó su debut en el mercado discográfico y no pudo haberlo hecho de mejor manera, porque vendió sólamente de aquel disco 30 millones de copias. Ello demostraba lo que hasta entonces había sido evidente para unos pocos, que aquella artista se convertiría en la más galardonada de todos los tiempos, como recogería el mismísimo Guinness World Records, con dos premios Emmy, seis premios Grammy, 30 premios Billboard Music Awards, 22 American Music Awards, entre otros, que situarían su palmarés en un total de 415 premios a la cantante que consiguió romper todos los moldes.
El más notable de todos sus temas fue «I Will Always Love You», lanzado en noviembre de 1992 y que se convirtió en el single más vendido por una artista femenina en la historia de la música.
Pero no todo fueron vino y rosas en la vida de aquel portento vocal. La maldición aúrea de la que se ven presos muchos artistas, la envolvió con su manto. Sin prisa, pero sin pausa, los cantos de sirena fueron conduciéndola irremediablemente a la deriva de una vida de excesos y de las malas compañías del crack y la heroína, que acabaron por truncar su carrera para siempre.
El fin le llegó siendo un mero espectro, un ser errante que había perdido su propia alma, víctima de la autodestrucción. Aquella voz que tantas veces nos había sobrecogido se acalló para siempre, siendo ahora su propia imagen la que desgarraba el corazón de cuantos la seguimos y admiramos.
Ayer aquella habitación de hotel asistió al último y más desolador episodio de una vida de claroscuros, que acabó sumida en tinieblas con la prematura desaparición de una diva, una grande entre las grandes, única e irrepetible en su género. Quedamos huérfanos de buena música, de grandes canciones y de timbres excepcionales.
Whitney Houston se apagó por siempre para renacer como mito que perdurará eternamente.
I will always love you.

miércoles, 8 de febrero de 2012

El meu poble, el teu pufo

El pleno del pasado mes de enero en que quedaron aprobados los presupuestos para 2012, dejó meridianamente claras dos cosas. La primera, que el Partido Popular ha elaborado unos presupuestos acordes con la situación de crisis particular de nuestro Ayuntamiento y la general que padecemos todos los españoles.
Unas presupuestos que se ajustan por primera vez desde el año 2007, a las circunstancias reales de ingresos y gastos que va a tener el Ayuntamiento de Sant Joan en el presente año.
El hecho de elaborar unas cuentas claras y fieles a la realidad contable no debería ser noticia, ni algo extraordinario, porque es lo que según mi humilde ver y entender, marca la responsabilidad y la lógica. No hace falta ser economista, ni saber de números para comprender que aquel que pretende gastar más de lo que tiene, está abocado a desequilibrar la balanza y a endeudarse cada día más.

Algo tan sencillo que está a la vista de cualquier santjoaner, no debía ser criterio válido para el PSOE a la hora de realizar sus cuentas, dado que según se desprende de las mismas, eran todo lo contrario de lo expuesto anteriormente, o sea lo que no se debe hacer. Y precisamente esa fue la segunda conclusión que se pudo extraer del pleno de presupuestos: La mala gestión y nula previsión en lo que respecta a la elaboración de las últimas cuentas que el PSOE aprobó en junio de 2010.

Ante el contexto general de crisis que España atravesaba entonces, el incremento del paro, el cierre de empresas y la caída de las licencias de obra, entre otros cosas, el gobierno socialista de España, presidido por José Luis Rodríguez Zapatero aprobaba en mayo de 2010 un Decreto-Ley para la reducción del déficit que en su preámbulo decía explícitamente: "Todas las administraciones públicas se sumarán al esfuerzo que de forma coordinada debe llevarse a cabo para reducir el déficit público y asegurar la sostenibilidad fiscal a medio plazo."
Cuándo se habla de reducir el déficit público y contener el gasto, ustedes, ¿entienden perfectamente el mensaje, verdad? Pues el equipo de gobierno socialista con Edmundo Seva a la cabeza, lo debió entender al revés. No tiene otra explicación el hecho que los presupuestos municipales de Sant Joan fueran aprobados semanas después de publicarse dicho decreto y contrariamente a lo que cabría haber esperado, no solamente no se tuvieron en cuenta dichas recomendaciones, sino que las cuentas aprobadas arrojaron una situación insólita y ficticia certificando con su validación un desfase contable del 22% entre ingresos y gastos.

En el capítulo II del mencionado Decreto-Ley de Zapatero se reconocía lo siguiente: "En un escenario económico caracterizado por la intensidad de la crisis económica con origen en la crisis financiera internacional y con efectos sobre el crecimiento y el empleo, resulta urgente adoptar medidas de contención en los gastos de personal de las diversas administraciones públicas."
Los socialistas de Sant Joan a pesar de idolatrar la gestión de Zapatero, no solamente no acataron lo establecido en dicho decreto para reducir el gasto en personal, sinó que nuevamente debieron entender lo contrario, porque desde el periodo 2009 a mayo de 2011, incrementaron la contratación y los gastos de personal municipal en un 45%.
Con el desempleo cebándose con los vecinos y los dramas familiares derivados de ello, Edmundo Seva y su gobierno socialista vivían ajenos a todas estas circunstancias, alejados de la realidad y disfrutando de un vino y rosas virtuales y prohibitivos para el resto de santjoaners, sin control, ni mesura en el gasto corriente.

Frente a la situación descrita, las cuentas municipales de 2012 se han elaborado desde el rigor y transparencia por parte del equipo de gobierno que dirige Manuel Aracil, precisamente para paliar esta situación de déficit y deuda que padecemos y sobretodo, para proceder al pago y liquidación de los cerca de 5 millones de euros en facturas que el PSOE no abonó a proveedores, y de cuyo pago dependen muchas empresas, trabajadores y familias.

Precisamente a ese mismo fin del pago de facturas, reconocía el Decreto de Zapatero que debían destinarse los remanentes ahorrados en la relación con la reducción de personal cuando decía: "Con el fin de garantizar la contribución de las entidades locales al esfuerzo de consolidación fiscal que las medidas adoptadas en este Real Decreto-ley persiguen, es necesario declarar la afectación de los ahorros derivados de la reducción de los gastos de personal al saneamiento de remanentes negativos, a la reducción del endeudamiento o en su caso a la financiación de inversiones."
Una vez más los socialistas de Sant Joan y su alcalde, Edmundo Seva, no debieron ni entender, ni tan siquiera tener conocimiento del mencionado decreto que firmó el gobierno de Zapatero, a quién respaldaba su propio partido, porque no tiene explicación el hecho que en el pleno del pasado día 30 de enero, los socialistas presenten una enmienda a los presupuestos, que persigue seguir en la línea del incremento del gasto público, para que el Ayuntamiento cree un empleo fugaz e inestable endeudándose cada vez más, cuando su propio partido en el Gobierno de España censuró este tipo de medidas y requirió a los ayuntamientos que no solamente no prosiguieran con estas contrataciones eventuales, sino que dicho ahorro debería destinarse a reducir las deudas, y especialmente a pagar las facturas.

Ante todo lo dicho y expuesto, podríamos opinar sobre la gestión y sobre la idoneidad o no de las decisiones, porque no existe una verdad absoluta, pero los hechos están ahí y la información es pública y está al servicio de los ciudadanos, que deben saberla y conocerla.
Valoren ustedes mismos si los hechos referidos de los que se deriva la deuda de nuestro ayuntamiento responde a error, desconocimiento, incapacidad, soberbia o apatía en el ejercicio de la gestión socialista.

La verdad objetiva como bien refiere el título de este artículo, es que seremos todos los santjoaners los damnificados que pagaremos la mala gestión de un alcalde, Edmundo Seva, que hizo del meu poble, el teu pufo.