Etimológicamente la palabra arte deriva del griego τέχνη (téchne); y es por tanto el artista quién produce o realiza obras de arte.
Reconoceremos pues por virtuoso al individuo que ha desarrollado tanto su creatividad como la capacidad de comunicar lo sentido, mediante el buen uso de la técnica.
Sin embargo, cuando un artista atraviesa la línea de lo estrictamente artístico, poético, bello y estético para adentrarse en lodazales propios de la prosa televisiva más chabacana y ruín, pierde gran parte del encanto y la estela estrellada que envuelve ese don innato para las artes que alguna de las musas un día le dotó.
Muchos dirán que es opinión, mientras otros esgrimirán la libertad de pensamiento, pero lo cierto es que antes de pronunciar unas palabras, una simple oración, es preciso articular un discurso con sentido y coherencia, porque si uno deja volar las palabras al viento, corre el riesgo que alguien anónimo y/o desconocido algún día las encuentre y pueda ponerle grilletes a su incontinencia verbal.
El arte no entiende de siglas y no comulga con la política; ésto no lo digo yo, ya lo propugnaban los románticos del XIX cuando ensalzaban en sus obras la libertad e independencia del artista.
Sin embargo, el sometimiento y la sumisión propia de los bufones de corte es otra forma de entender el arte; una definición deformada, desnaturalizada o distorsionada del mismo, pero perfectamente respetable para quién decida asumirla para sí.
Lamentablemente esa acepción es la que determinados personajes han elegido para presentarse ante el gran público y de ello dan buena muestra cuando tienen la menor oportunidad.
Precisamente esta semana ha sido uno de esos grandes artistas de corte, quién ha protagonizado los mejores titulares en la presentación de su nuevo trabajo discográfico, al arremeter contra la Comunidad Valenciana al compararla en cuestión de libertades, censuras y represión con el presidio tropical de Cuba.
Y efectivamente podríamos decir aquello de "Don Diablo se ha escapado tú no sabes la que ha armado...", porque el revuelo mediático ha sido increíble. Todo naturalmente en base al guión establecido y siempre según lo esperado; pues la mediocridad histriónica precisa de grandes bombazos periodísticos para sobrevivir y capear los temporales.
La propias declaraciones no resultarían más allá de un mero comentario vácuo y un sin sentido más, si no vinieran de quién vienen, y precisamente en el momento en que fueron perpetradas. Dado que escasamente una semana antes fallecía en una de esas cárceles cubanas tan similares a las valencianas -y por ende a las españolas-, Orlando Zapata, tras 86 días en huelga de hambre. Ya lo dijo el correligionario de Bosé, Willy Toledo: "Un delincuente común más", vago y maleante de los tantos que se encontraban en las cárceles españolas en la época del tio Paco -que entonces eran presos políticos-, frente a los auténticos belcebús cubanos, elementos subversivos de primer orden y capitalistas antirrevolucionarios... La credibilidad de unas palabras necias brilla por su ausencia, sin más.
Una ausencia convertida en amnesia por el propio Bosé cuando se trata de recordar su triste comienzo en esto de la música. Y como el arlequín medieval de sainete palaciego hacía las veces de jovial manteneder de la moral del rey y sus vasallos, a un módico y metálico precio, así también ahora esta comitiva de saineteros del poder ejercen su árdua labor de ayudantes de cámara, siempre atentos a las suculentas prebendas que de él puedan obtener.
Nadie recuerda ya pese a las hemerotecas, el año 1981; donde un jovencísimo Bosé participaba activamente en el Festival Viña del Mar de Chile, diseñado con el único fin de justificar y lavar la imagen del Régimen de Pinochet de cara a su consolidación y reconocimiento internacional. No le importó entonces a nuestro Papito que la llegada de don Augusto fuera sangrienta, ni que la represión ni la censura se llevaran por delante las ilusiones de democracia y aperturismo de aquel pequeño gran país. La única preocupación del muy ilustre a pesar de ser un izquierdista vocacional, fueron los ceros a la derecha.
Pero el episodio que sin lugar a dudas hizo saltar a la fama político-mediática a Miguel es relativamente reciente. En los meses previos de las elecciones generales de 2008, el propio Bosé junto a sus parteners Sabina y Serrat, se convirtieron en verdaderos generales de escuadra aglutinando bajo su batuta a los artistas de más diversa índole para "defender la alegría." Su gozo presente y futuro, como ahora veremos.
Si analizamos la gira de conciertos de Papito Tour 2007-2009 habiendo practicamente el mismo número que en sucesivas ediciones, resulta sintomático comprobar uno por uno el color político de los Ayuntamientos. Así mientras en 2007 de 33 galas la proporción entre ayuntamientos de signo popular y socialista estaban al 50%, en 2008 ese porcentaje se eleva hasta el 70% en el caso de consistorios gobernados por el PSOE; no precisamente por la ausencia de contratos de ayuntamientos populares, sinó por el inexplicable interés de los equipos de gobierno socialistas por contratar a Miguel Bosé. Así en los 40 conciertos de 2008, 28 eran ayuntamientos socialistas frente a 12 populares.
Reconoceremos pues por virtuoso al individuo que ha desarrollado tanto su creatividad como la capacidad de comunicar lo sentido, mediante el buen uso de la técnica.
Sin embargo, cuando un artista atraviesa la línea de lo estrictamente artístico, poético, bello y estético para adentrarse en lodazales propios de la prosa televisiva más chabacana y ruín, pierde gran parte del encanto y la estela estrellada que envuelve ese don innato para las artes que alguna de las musas un día le dotó.
Muchos dirán que es opinión, mientras otros esgrimirán la libertad de pensamiento, pero lo cierto es que antes de pronunciar unas palabras, una simple oración, es preciso articular un discurso con sentido y coherencia, porque si uno deja volar las palabras al viento, corre el riesgo que alguien anónimo y/o desconocido algún día las encuentre y pueda ponerle grilletes a su incontinencia verbal.
El arte no entiende de siglas y no comulga con la política; ésto no lo digo yo, ya lo propugnaban los románticos del XIX cuando ensalzaban en sus obras la libertad e independencia del artista.
Sin embargo, el sometimiento y la sumisión propia de los bufones de corte es otra forma de entender el arte; una definición deformada, desnaturalizada o distorsionada del mismo, pero perfectamente respetable para quién decida asumirla para sí.
Lamentablemente esa acepción es la que determinados personajes han elegido para presentarse ante el gran público y de ello dan buena muestra cuando tienen la menor oportunidad.
Precisamente esta semana ha sido uno de esos grandes artistas de corte, quién ha protagonizado los mejores titulares en la presentación de su nuevo trabajo discográfico, al arremeter contra la Comunidad Valenciana al compararla en cuestión de libertades, censuras y represión con el presidio tropical de Cuba.
Y efectivamente podríamos decir aquello de "Don Diablo se ha escapado tú no sabes la que ha armado...", porque el revuelo mediático ha sido increíble. Todo naturalmente en base al guión establecido y siempre según lo esperado; pues la mediocridad histriónica precisa de grandes bombazos periodísticos para sobrevivir y capear los temporales.
La propias declaraciones no resultarían más allá de un mero comentario vácuo y un sin sentido más, si no vinieran de quién vienen, y precisamente en el momento en que fueron perpetradas. Dado que escasamente una semana antes fallecía en una de esas cárceles cubanas tan similares a las valencianas -y por ende a las españolas-, Orlando Zapata, tras 86 días en huelga de hambre. Ya lo dijo el correligionario de Bosé, Willy Toledo: "Un delincuente común más", vago y maleante de los tantos que se encontraban en las cárceles españolas en la época del tio Paco -que entonces eran presos políticos-, frente a los auténticos belcebús cubanos, elementos subversivos de primer orden y capitalistas antirrevolucionarios... La credibilidad de unas palabras necias brilla por su ausencia, sin más.
Una ausencia convertida en amnesia por el propio Bosé cuando se trata de recordar su triste comienzo en esto de la música. Y como el arlequín medieval de sainete palaciego hacía las veces de jovial manteneder de la moral del rey y sus vasallos, a un módico y metálico precio, así también ahora esta comitiva de saineteros del poder ejercen su árdua labor de ayudantes de cámara, siempre atentos a las suculentas prebendas que de él puedan obtener.
Nadie recuerda ya pese a las hemerotecas, el año 1981; donde un jovencísimo Bosé participaba activamente en el Festival Viña del Mar de Chile, diseñado con el único fin de justificar y lavar la imagen del Régimen de Pinochet de cara a su consolidación y reconocimiento internacional. No le importó entonces a nuestro Papito que la llegada de don Augusto fuera sangrienta, ni que la represión ni la censura se llevaran por delante las ilusiones de democracia y aperturismo de aquel pequeño gran país. La única preocupación del muy ilustre a pesar de ser un izquierdista vocacional, fueron los ceros a la derecha.
Pero el episodio que sin lugar a dudas hizo saltar a la fama político-mediática a Miguel es relativamente reciente. En los meses previos de las elecciones generales de 2008, el propio Bosé junto a sus parteners Sabina y Serrat, se convirtieron en verdaderos generales de escuadra aglutinando bajo su batuta a los artistas de más diversa índole para "defender la alegría." Su gozo presente y futuro, como ahora veremos.
Si analizamos la gira de conciertos de Papito Tour 2007-2009 habiendo practicamente el mismo número que en sucesivas ediciones, resulta sintomático comprobar uno por uno el color político de los Ayuntamientos. Así mientras en 2007 de 33 galas la proporción entre ayuntamientos de signo popular y socialista estaban al 50%, en 2008 ese porcentaje se eleva hasta el 70% en el caso de consistorios gobernados por el PSOE; no precisamente por la ausencia de contratos de ayuntamientos populares, sinó por el inexplicable interés de los equipos de gobierno socialistas por contratar a Miguel Bosé. Así en los 40 conciertos de 2008, 28 eran ayuntamientos socialistas frente a 12 populares.
Es muy curioso que esa tendencia se invirtiera tras la victoria de Zapatero en las urnas, gracias en parte al inestimable apoyo de sus artistas de la ceja. Un agradecimiento que vendría acompañado de algo más que meras palmaditas en la espalda, en forma de maravedíes y de caché que se elevó desde los 36.000 apenas un año antes a los 81.000 euros. Apoyo que naturalmente se vio ejemplificado en la eclosión de contratos millonarios a lo largo y ancho de la geografía municipal socialista. Unos conciertos y unas galas por los que dichos ayuntamientos tuvieron unas pérdidas de 51.000 euros sólo con Bosé que los ciudadanos pagaron de su bolsillo; concretamente aquí en Sant Joan los "conciertos de referencia comarcal" de 2008 costaron a las arcas municipales 100.000 euros. No lo digo yo, lo afirmó nuestro alcalde en prensa semanas después de que tuvieran lugar.
En este contexto se entienden perfectamente unas declaraciones siempre contrarias al Partido Popular del adonis más idolatrado por la izquierda; y es que su relación con Zapatero y el partido socialista se resume en algo más que un beso chiquitín con un swing... Este pobre diablo depende de una incontinencia verbal a la que sabe sacar rendimiento tanto o más que su militancia no declarada, aunque delatada por el estigma imborrable de la Zeja.