Al poco de iniciarse el presente año en que nos hallamos, el siempre atento rotativo quincenal de carácter local "La Rambla", recogía en sus páginas una entrevista de moderada extensión al responsable de las áreas de Cultura y Juventud del Ayuntamiento de Sant Joan d´Alacant, D. Jaime Albero Gabriel. En ella, el concejal más joven del equipo de gobierno socialista explicaba pormenorizadamente su gestión al frente de la concejalía, desgranando sus muchos logros al atento público y afirmando, -con el mismo énfasis que el panfleto Ciudadanía del PSOE local-, haber superado ya el 70% de sus compromisos electorales y/o culturales para esta legislatura.
Sin embargo aquello que nuestro edil, que algo entiende de propaganda y publicidad, quería que permaneciera como una impronta imborrable en nuestras retinas era el titular: "Queremos que Sant Joan sea un referente cultural en la comarca". Y al menos en mi caso lo consiguió, no sé si en el sentido que él intentó que fuera, pero repercusión tuvo, y en semanas como ésta mucho más...
Seguro que sin ser grandes entendidos en el mundo de la política, y yo el primero, estoy convencido que todos podemos discernir a propósito de lo que debería ser la labor de esas personas que dedican sus horas a un cargo de diputado, senador o concejal. Quizá el desempeño de esta actividad sea menos frenética y extenuante en los pueblos y ciudades, y al mismo tiempo la que más satisfacciones da a aquel que gestiona con honradez y dedicación, porque la cercanía y el calor de las personas siempre es un aliciente que en otros ámbitos dificilmente se puede llegar a disfrutar.
Uno de los principales atractivos de cada municipio es todo aquello que dicha entidad puede ofrecer a sus vecinos para su uso, disfrute propio, pero también para su difusión a otros lugares con las favorables repercusiones que ello puede llegar a tener. Un valioso patrimonio y una cultura diversa y rica es el principal tesoro de cada comunidad; una joya que debe cuidarse, fomentarse, difundirse, promoverse, y en definitiva mantenerse como algo incandescente, activo, fuerte y vivo.
Partiendo pues de la somera explicación referida de aquello que un servidor entiende por "cultura", comprenderéis perfectamente el grado de indignación que he experimentado en esta semana que hoy da a su fin.
Hace exactamente siete días a estas mismas horas me encontraba en los jardines de la Finca Villa Marco, sita en el término municipal de El Campello en su límite con nuestro pueblo.
La visita se enmarcó dentro de una jornada de Passeig per l´horta organizada por la Asociación Lloixa que periódicamente realiza y, que permite a unas generaciones reencontrarse con su historia y a otras -las más jóvenes-, nos ofrece la posibilidad de descubrir el Sant Joan de nuestros abuelos.
Éramos muchos, mayores y niños, había mistela y rollitos; pero llega la hora de salida y veo alguna cara larga, extrañada, mezcla de asombro e indignación a un tiempo... ¿Que pasa, que ocurre? No viene nadie del equipo de gobierno. "El concejal de cultura está missing", fue la frase más repetida.
En el transcurso del paseo, atravesamos diversos puntos del Sant Joan más tradicional y atendemos a las explicaciones de Paco, Alfredo e Isidro, verdaderas almas mater de la asociación. Admiramos varias fincas, todas en estado lamentable, ruinoso, decrépito que da una idea del interés del Ayuntamiento por su salvaguarda. Hecho que contrasta con la extraordinaria labor desarrollada por el consistorio campellero en Villa Marco; y a todos nos asalta una duda, ¿por qué en El Campello sí es posible invertir en cultura y patrimonio y en nuestro pueblo ocurre lo contrario? Lamentablemente no teníamos al concejal de cultura para preguntarle, no le debía interesar el tema...
Ayer la historia se volvió a repetir. La cita era esta vez en la Casa de cultura a las 20:30 h. de la tarde. Estrenamos el mes de octubre con el "Conciertazo" que cada año marca el inicio de curso académico de la Orquesta de Pulso y púa. Un evento del que tuve conocimiento dos días antes de forma casual gracias a ese gran invento que constituyen las redes sociales, dada la escasa difusión y publicidad que por parte del Ayuntamiento se le había dispensado al acto.
Y pasó lo que se temía previsible; que el salón de actos se quedó vacío. Lamentable, pésimo y patético fue además comprobar como el propio concejal de cultura volvía a ausentarse. Una vez más dando la espalda a una asociación sin ánimo de lucro que presentaba sus credenciales para el presente curso y, que merced a la nefasta gestión publicitaria del Sr. Albero tuvo que tragar el lamentable espectáculo de comprobar como en el escenario había casi el mismo número de músicos que público disfrutando del concierto.
Al comprobar como nuevamente la asociación tuvo que realizar los arreglos de sonido e iluminación, nos asaltaba la duda de por qué circunstancia habiendo tres conserjes en la casa de cultura ninguno podía desempeñar esas tareas... Lamentablemente tampoco teníamos al Sr. Albero para preguntarle.
Lástima, pena, indignación o desencanto son sentimientos que en los eventos antes descritos se entremezclaban en boca de los asistentes.
Afortunadamente siempre podremos disfrutar a finales de año de una "memoria de cantidad" de actos desarrollados por la inefable gestión de nuestro titular de cultura. Reflejo de su desvelo constante por las artes de nuestro pueblo, su apoyo inquebrantable y voluntad decidida de presencia moral (que no física) a todos y cada uno de los actos realizados.
Cuanta razón tenía aquel titular con el que iniciábamos este artículo porque realmente ha conseguido que seamos un referente. Referencia en el pasotismo y la indiferencia de un concejal hacia la agenda cultural que él mismo aprueba, referente en el choteo de una persona que percibe un sueldo por el desempeño de unas actividades que incluyen la asistencia y apoyo público a asociaciones, y referencia en suma, hacia unas prácticas y comportamientos que, un titular de una materia tan fundamental como la cultura no puede permitirse el lujo de mantener porque insulta la inteligencia de todos los santjoaners. Albero, referente y visionario como pocos...
Sin embargo aquello que nuestro edil, que algo entiende de propaganda y publicidad, quería que permaneciera como una impronta imborrable en nuestras retinas era el titular: "Queremos que Sant Joan sea un referente cultural en la comarca". Y al menos en mi caso lo consiguió, no sé si en el sentido que él intentó que fuera, pero repercusión tuvo, y en semanas como ésta mucho más...
Seguro que sin ser grandes entendidos en el mundo de la política, y yo el primero, estoy convencido que todos podemos discernir a propósito de lo que debería ser la labor de esas personas que dedican sus horas a un cargo de diputado, senador o concejal. Quizá el desempeño de esta actividad sea menos frenética y extenuante en los pueblos y ciudades, y al mismo tiempo la que más satisfacciones da a aquel que gestiona con honradez y dedicación, porque la cercanía y el calor de las personas siempre es un aliciente que en otros ámbitos dificilmente se puede llegar a disfrutar.
Uno de los principales atractivos de cada municipio es todo aquello que dicha entidad puede ofrecer a sus vecinos para su uso, disfrute propio, pero también para su difusión a otros lugares con las favorables repercusiones que ello puede llegar a tener. Un valioso patrimonio y una cultura diversa y rica es el principal tesoro de cada comunidad; una joya que debe cuidarse, fomentarse, difundirse, promoverse, y en definitiva mantenerse como algo incandescente, activo, fuerte y vivo.
Partiendo pues de la somera explicación referida de aquello que un servidor entiende por "cultura", comprenderéis perfectamente el grado de indignación que he experimentado en esta semana que hoy da a su fin.
Hace exactamente siete días a estas mismas horas me encontraba en los jardines de la Finca Villa Marco, sita en el término municipal de El Campello en su límite con nuestro pueblo.
La visita se enmarcó dentro de una jornada de Passeig per l´horta organizada por la Asociación Lloixa que periódicamente realiza y, que permite a unas generaciones reencontrarse con su historia y a otras -las más jóvenes-, nos ofrece la posibilidad de descubrir el Sant Joan de nuestros abuelos.
Éramos muchos, mayores y niños, había mistela y rollitos; pero llega la hora de salida y veo alguna cara larga, extrañada, mezcla de asombro e indignación a un tiempo... ¿Que pasa, que ocurre? No viene nadie del equipo de gobierno. "El concejal de cultura está missing", fue la frase más repetida.
En el transcurso del paseo, atravesamos diversos puntos del Sant Joan más tradicional y atendemos a las explicaciones de Paco, Alfredo e Isidro, verdaderas almas mater de la asociación. Admiramos varias fincas, todas en estado lamentable, ruinoso, decrépito que da una idea del interés del Ayuntamiento por su salvaguarda. Hecho que contrasta con la extraordinaria labor desarrollada por el consistorio campellero en Villa Marco; y a todos nos asalta una duda, ¿por qué en El Campello sí es posible invertir en cultura y patrimonio y en nuestro pueblo ocurre lo contrario? Lamentablemente no teníamos al concejal de cultura para preguntarle, no le debía interesar el tema...
Ayer la historia se volvió a repetir. La cita era esta vez en la Casa de cultura a las 20:30 h. de la tarde. Estrenamos el mes de octubre con el "Conciertazo" que cada año marca el inicio de curso académico de la Orquesta de Pulso y púa. Un evento del que tuve conocimiento dos días antes de forma casual gracias a ese gran invento que constituyen las redes sociales, dada la escasa difusión y publicidad que por parte del Ayuntamiento se le había dispensado al acto.
Y pasó lo que se temía previsible; que el salón de actos se quedó vacío. Lamentable, pésimo y patético fue además comprobar como el propio concejal de cultura volvía a ausentarse. Una vez más dando la espalda a una asociación sin ánimo de lucro que presentaba sus credenciales para el presente curso y, que merced a la nefasta gestión publicitaria del Sr. Albero tuvo que tragar el lamentable espectáculo de comprobar como en el escenario había casi el mismo número de músicos que público disfrutando del concierto.
Al comprobar como nuevamente la asociación tuvo que realizar los arreglos de sonido e iluminación, nos asaltaba la duda de por qué circunstancia habiendo tres conserjes en la casa de cultura ninguno podía desempeñar esas tareas... Lamentablemente tampoco teníamos al Sr. Albero para preguntarle.
Lástima, pena, indignación o desencanto son sentimientos que en los eventos antes descritos se entremezclaban en boca de los asistentes.
Afortunadamente siempre podremos disfrutar a finales de año de una "memoria de cantidad" de actos desarrollados por la inefable gestión de nuestro titular de cultura. Reflejo de su desvelo constante por las artes de nuestro pueblo, su apoyo inquebrantable y voluntad decidida de presencia moral (que no física) a todos y cada uno de los actos realizados.
Cuanta razón tenía aquel titular con el que iniciábamos este artículo porque realmente ha conseguido que seamos un referente. Referencia en el pasotismo y la indiferencia de un concejal hacia la agenda cultural que él mismo aprueba, referente en el choteo de una persona que percibe un sueldo por el desempeño de unas actividades que incluyen la asistencia y apoyo público a asociaciones, y referencia en suma, hacia unas prácticas y comportamientos que, un titular de una materia tan fundamental como la cultura no puede permitirse el lujo de mantener porque insulta la inteligencia de todos los santjoaners. Albero, referente y visionario como pocos...
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