El pasado 22 de mayo las urnas hablaron. Los ciudadanos que son los depositarios de la soberanía nacional, y por tanto los únicos garantes del funcionamiento legal del sistema, lanzaron un mensaje nítido, claro y unidireccional. Otorgaron de forma abrumadora su confianza en el Partido Popular para constituir gobiernos sólidos con amplias mayorías que garantizaran la gobernabilidad y permitieran una gestión firme y decidida ante la crisis. Y lo hicieron dado que los proyectos precedentes les habían defraudado en la mayoría de los casos, porque se habían mostrado más preocupados por resolver sus propias cuitas internas, sus asuntos crematísticos e intrigas palaciegas, mientras que poco o nada les había interesado todo aquello que de verdad importaba a sus vecinos.
Sant Joan fue un ejemplo de cómo una mayoría de ciudadanos apostaron por el cambio, otorgando su confianza en el proyecto que representaba el Partido Popular. Han transcurrido los primeros meses desde aquella fecha histórica y en el ánimo del equipo de gobierno popular se mantiene inalterable la premisa de dedicar todos los esfuerzos a trabajar cada día desde la austeridad y la humildad por todos los santjoaners.
Ahora llega otra oportunidad para un nuevo cambio, que se antoja como necesario e imprescindible; una nueva cita con las urnas de la que debe salir un gobierno sólido y estable que genere confianza y ayude a recuperar la esperanza a miles de familias que han visto hipotecadas sus ilusiones en estos años; que devuelva la seguridad a los millones de jóvenes en situación de desempleo para ser y sentirse útiles; que genere credibilidad en nuestra economía y otorge el vigor perdido a las empresas que son la garantía de un empleo estable y duradero; que priorice aquello que de verdad importa a los españoles; que invierta en aquellos aspectos que ayudan a mejorar nuestro día a día, y que en definitiva asuma el compromiso de gobernar para todos y la responsabilidad de servir al bien común.
Sant Joan fue un ejemplo de cómo una mayoría de ciudadanos apostaron por el cambio, otorgando su confianza en el proyecto que representaba el Partido Popular. Han transcurrido los primeros meses desde aquella fecha histórica y en el ánimo del equipo de gobierno popular se mantiene inalterable la premisa de dedicar todos los esfuerzos a trabajar cada día desde la austeridad y la humildad por todos los santjoaners.
Ahora llega otra oportunidad para un nuevo cambio, que se antoja como necesario e imprescindible; una nueva cita con las urnas de la que debe salir un gobierno sólido y estable que genere confianza y ayude a recuperar la esperanza a miles de familias que han visto hipotecadas sus ilusiones en estos años; que devuelva la seguridad a los millones de jóvenes en situación de desempleo para ser y sentirse útiles; que genere credibilidad en nuestra economía y otorge el vigor perdido a las empresas que son la garantía de un empleo estable y duradero; que priorice aquello que de verdad importa a los españoles; que invierta en aquellos aspectos que ayudan a mejorar nuestro día a día, y que en definitiva asuma el compromiso de gobernar para todos y la responsabilidad de servir al bien común.
Hoy como hace unos meses vuelvo a dirigirme a ti, a vosotros, a ellas, a nuestros mayores, a todos aquellos que votan por primera vez, a las mujeres y a los hombres que trabajan y a todos aquellos que quieren hacerlo, porque hoy como entonces de ti depende ese cambio que en Sant Joan fue Manuel Aracil, y que ahora será en España con la fuerza de todos Mariano Rajoy.
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