El próximo mes de octubre se cumplirán veintisiete años desde que el PSOE alcanzara su primera e histórica victoria en las urnas tras la transición. La España de hoy debe mirarse en el espejo de aquel hito para recordar los catorce años de Felipe González al frente del gobierno de la nación y sopesar el balance final de su gestión, para comprender algo mejor de lo que -a la vista de la situación actual en nuestro país- nos pueden deparar los meses y años venideros con los socialistas en el poder.
En 1982, el programa electoral del nuevo Gobierno podía tener aspectos imposibles de cumplir, como era la creación a corto plazo de 800.000 puestos de trabajo, pero estaba rodeado de una mística que hacía pensar que todos los problemas se solucionarían de forma inmediata. González logró un nivel de aceptación popular de 7.5 sobre 10, lo que era no sólo muy superior al de cualquier otro gobernante europeo sinó que, además, por vez primera y única, superaba a la cota que entonces tenía el propio Rey.
Pero la realidad se fue tornando más oscura conforme fueron trascurriendo los años. Déficit, corrupción, saqueo de las arcas públicas, terrorismo de Estado, dimisiones a tuti plen, ministros y altos cargos socialistas desfilando por las prisiones españolas haciendo célebres los nombres de Alcalá Meco y Herrera de la Mancha...
En febrero de 1994 cuando se cumplían 12 años de la llegada del PSOE al gobierno, la tasa de desempleados alcanzaba la cifra más alta de la historia de nuestro país. Según el INE el paro fue del 24,5% de la Población Activa en el primer trimestre, acercándose mucho al 24,9% alcanzado por EEUU en el año 1933 que fue el de mayor paro de la "Gran Depresión del 29".
Un año antes los españoles permanecían absortos, incapaces de reaccionar ante la grave situación que atravesaban, volviendo a confiar en el PSOE para dirigir el gobierno. Una situación viciada de raíz pues desde el mismo momento de alcanzar la victoria tenía fecha de caducidad ante el desmoronamiento de las estructuras de propaganda del régimen socialista que no se sostenían por la constante salida a la luz pública de los escándalos y desmanes de los dirigentes del partido del puño y la rosa.
Hoy, España vuelve a estar gobernada por el PSOE. En 2004 un líder carismático supo ganarse la confianza de los españoles a través de buenas palabras, de una campaña de marketing agresiva que conectó desde el principio con la nueva masa de votantes menores de veinticinco años, ofreciendo frescura, proximidad, cercanía y renovación con un discurso tan utópico como las promesas felipistas de los 800.000 empleos, pero eficaz de cara a la cita electoral.
Zapatero logró encandilar a la sociedad española durante unos pocos años; los mismos en que tardó en desmoronarse el castillo de naipes cimentado con la herencia de la extraordinaria política económica del gobierno precedente de signo popular.
Como ocurrió en 1993 la sociedad volvió a confiar en los socialistas a pesar de los problemas estructurales que amenazaban a España porque aquellos que alertaban de una terrible situación a corto plazo eran "los antipatriotas, los enemigos del progreso y la prosperidad, los cenizos"; una vez más el PSOE recuperaba el recurrente y rentable discurso del "que viene la derecha" con la demagógica metáfora del Dóberman.
En la España de hoy como en la de entonces, los medios afines al Gobierno mitigaban en sus editoriales e informaciones los efectos de la crisis económica; en 1994, TVE era el único organismo al servicio del Régimen como prototipo de "Televisión de partido". Hoy día son numerosos los medios en pugna por colgarse galones de oro al servicio del progresismo, lo que lleva a una escalada imparable en el sectarismo que profesan.
La maquinaria propagandística no conoce límites a la hora de sacrificar aquello que sea preciso para alcanzar sus últimos objetivos; el fin sí justifica los medios para los líderes socialistas actuales.
El paro vuelve a atenazar la supervivencia de millones de personas en España. Hoy como en aquel aciago año 1994 conocemos que la cifra de parados se sitúa en los 3,5 millones. Cerca de un millón y medio de familias tienen a todos sus miembros en paro y la tragedia nacional que se avecina anuncia con superar la barrera psicólogica del 20% de parados a finales del presente año.
La única diferencia con respecto a la retrospectiva de los 90, es que dos años después de la cita electoral, Felipe González tuvo que convocar elecciones para intentar sacar al país del abismo. Una postura responsable.
Zapatero ya ha anunciado que agotará la legislatura. El futuro de miles de familias no le importa lo más mínimo, dado que su apego al sillón y la posibilidad de perderlo es lo único que le quita el sueño, ya que por lo demás duerme estupendamente.
En 1982, el programa electoral del nuevo Gobierno podía tener aspectos imposibles de cumplir, como era la creación a corto plazo de 800.000 puestos de trabajo, pero estaba rodeado de una mística que hacía pensar que todos los problemas se solucionarían de forma inmediata. González logró un nivel de aceptación popular de 7.5 sobre 10, lo que era no sólo muy superior al de cualquier otro gobernante europeo sinó que, además, por vez primera y única, superaba a la cota que entonces tenía el propio Rey.
Pero la realidad se fue tornando más oscura conforme fueron trascurriendo los años. Déficit, corrupción, saqueo de las arcas públicas, terrorismo de Estado, dimisiones a tuti plen, ministros y altos cargos socialistas desfilando por las prisiones españolas haciendo célebres los nombres de Alcalá Meco y Herrera de la Mancha...
En febrero de 1994 cuando se cumplían 12 años de la llegada del PSOE al gobierno, la tasa de desempleados alcanzaba la cifra más alta de la historia de nuestro país. Según el INE el paro fue del 24,5% de la Población Activa en el primer trimestre, acercándose mucho al 24,9% alcanzado por EEUU en el año 1933 que fue el de mayor paro de la "Gran Depresión del 29".
Un año antes los españoles permanecían absortos, incapaces de reaccionar ante la grave situación que atravesaban, volviendo a confiar en el PSOE para dirigir el gobierno. Una situación viciada de raíz pues desde el mismo momento de alcanzar la victoria tenía fecha de caducidad ante el desmoronamiento de las estructuras de propaganda del régimen socialista que no se sostenían por la constante salida a la luz pública de los escándalos y desmanes de los dirigentes del partido del puño y la rosa.
Hoy, España vuelve a estar gobernada por el PSOE. En 2004 un líder carismático supo ganarse la confianza de los españoles a través de buenas palabras, de una campaña de marketing agresiva que conectó desde el principio con la nueva masa de votantes menores de veinticinco años, ofreciendo frescura, proximidad, cercanía y renovación con un discurso tan utópico como las promesas felipistas de los 800.000 empleos, pero eficaz de cara a la cita electoral.
Zapatero logró encandilar a la sociedad española durante unos pocos años; los mismos en que tardó en desmoronarse el castillo de naipes cimentado con la herencia de la extraordinaria política económica del gobierno precedente de signo popular.
Como ocurrió en 1993 la sociedad volvió a confiar en los socialistas a pesar de los problemas estructurales que amenazaban a España porque aquellos que alertaban de una terrible situación a corto plazo eran "los antipatriotas, los enemigos del progreso y la prosperidad, los cenizos"; una vez más el PSOE recuperaba el recurrente y rentable discurso del "que viene la derecha" con la demagógica metáfora del Dóberman.
En la España de hoy como en la de entonces, los medios afines al Gobierno mitigaban en sus editoriales e informaciones los efectos de la crisis económica; en 1994, TVE era el único organismo al servicio del Régimen como prototipo de "Televisión de partido". Hoy día son numerosos los medios en pugna por colgarse galones de oro al servicio del progresismo, lo que lleva a una escalada imparable en el sectarismo que profesan.
La maquinaria propagandística no conoce límites a la hora de sacrificar aquello que sea preciso para alcanzar sus últimos objetivos; el fin sí justifica los medios para los líderes socialistas actuales.
El paro vuelve a atenazar la supervivencia de millones de personas en España. Hoy como en aquel aciago año 1994 conocemos que la cifra de parados se sitúa en los 3,5 millones. Cerca de un millón y medio de familias tienen a todos sus miembros en paro y la tragedia nacional que se avecina anuncia con superar la barrera psicólogica del 20% de parados a finales del presente año.
La única diferencia con respecto a la retrospectiva de los 90, es que dos años después de la cita electoral, Felipe González tuvo que convocar elecciones para intentar sacar al país del abismo. Una postura responsable.
Zapatero ya ha anunciado que agotará la legislatura. El futuro de miles de familias no le importa lo más mínimo, dado que su apego al sillón y la posibilidad de perderlo es lo único que le quita el sueño, ya que por lo demás duerme estupendamente.
6 comentarios:
Pero yo veo una gran diferencia entre una etapa y la otra... mientras en la Felipista, solo existía una mala gestión, corrupción y demás cosas que ya sabemos, la de ZP tiene un objetivo mucho más peligroso, porque quiere acabar, sea como sea, con la derecha, y si tiene que utilizar al Estado para hacerlo, lo hace...
Felipe Gonzalez lucho en la transición, estaba ahí. Nos gustará poco o nada, pensaremos que ha robado mucho o muchísimo, pero estuvo en la transición como otros muchos socialistas de entonces.
ZP, vivió muy bien en los años de la transición, como los hijos del regimen que ahora ocupan el poder, y tiene algo que no tenían los socialistas de antaño, que no es más que Rencor y Odio a la sociedad de la derecha, no a sus representantes solo, sino a toda la sociedad que es conservadora. Y ese odio lo trasmite y lo ejerce con una Caciquil y desmesurada Xenofobia... Es un peligro y un enfermo mental.
Si tengo que elegir entre uno y otro, me quedo con Felipe Gonzalez, que al menos, no se planteaba la esencia de España
Desde luego parece que el PSOE elige sus líderes en personas que se asemejan a los gurús de las sectas.
Saludos
Desde luego que quien no tiemble ante esta España gobernada por estos mantequillas blandas de argumentos definitivos, expertos en afirmar lo que es obvio y orgullosos de su finura política, ¡viva el carisma!..... pero colándonoslas dobladas, sin explicaciones, y con una arrogancia que no entiende de esquemas mentales. Pero para unos, otros, y no conozco aun gobierno en España que no haya terminado justificándose olvidándose que es muy difícil hablar con la boca llena, y el plato con la tajada delante. Porque en este país el único programa político que tienen los dos grandes partidos es el exterminio del adversario: quien no esta conmigo, incluso quien no está con nsdie, está contra mí. Y en medio, todos nosotros. Con González entraron a saco los buitres de la oposición con maneras propias de los bajos fondos jugando a la degollina fácil, y unos años más tarde sufrieron esa misma jugada estos mismos en sus propias carnes morenas. En un lugar donde no hace falta programa político sino esperar el momento en el que el contricante se degüelle, no podemos esperar mas que todo esto se vaya a tomar por culo y nos entierren a todos bajo una gran lápida: aqui yacen.
Yo creo que estos del PSOE cada vez que hacen la ejecutiva para elegir,eligen al mas simplon,y mas inutil de entre sus filas.
El problema es que no aprende el pueblo Español.
Saludos
Tienes un premio en mi blog,estaria encantado de que pasaras a recogerlo.
Saludos
hoy acabo de enterarme de que el gran superjuez, ese tal Garzon, quiere meter el dedo en el ojo a Obama y a todo el pueblo americano, trata de levantar una querella contra EEUU por la carcel o prision de Guantanamo, esa es la reaccion de ZP que quiere ser amigo de Obama( a mi entender el socialista Garzon ejecuta las ordenes del JEFE)esto puede haber sido por el espaldarazo que le ha dado el secretario de estado norteamericano en Chile.
un saludo
jose luis
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