Hablo en serio, fuera de bromas, ayer no tuviste tu mejor día. Y te lo digo desde el respeto, el cariño y la admiración que te he profesado siempre. Fuiste una de las primeras mujeres alcaldesas que tuvo nuestro partido y quizá la que más tiempo ha ejercido su cargo. Pero fuiste mucho más durante más de dos décadas. Genio y figura. Sólo había que verte en nuestros actos y mítines. Te ganabas a todos con una simple frase. Mujer inteligente y carismática con extraordinarias dotes para la oratoria. Cercana, empática y sensible. Transgresora como pocas rompiendo cánones y tabús, con ese rojo que siempre te ha caracterizado, pese a que tus ideas eran de color azul. Un verdadero Huracán en el Cap i Casal.
Yo fui uno de esos muchos que te acompañaron desde bien jovencito, porque veía en ti al referente de un partido que debía quitarse los complejos de la boina definitivamente. Me unía al clamor que te pedía que botases al comienzo de tus intervenciones, y respondía a tu grito de guerra: "¿Quién va a ganar? "El Partido Popular". ¿Te acuerdas?
Sin duda es bonito ser capaces de recordar, pero de nada nos sirve todo aquello hoy. No podemos vivir de rentas. Por eso ayer me decepcionaste, porque estaba convencido que vería a esa gran mujer en la que siempre creí. Pero no la reconocí. Perdóname, pero no eras tú. ¿Dónde estaba esa mujer con convicciones, decidida y valiente?
Sé de buena tinta, pese a que no tengo tanto recorrido como tú, que la ingratitud constituye la letra pequeña de la política. Todos renunciamos a un poco de lo que somos cuando nos embarcamos en ella. A una pequeña parte de nuestra libertad e independencia, porque de manera consciente decidimos sacrificarla en beneficio de nuestros conciudadanos; vocación de servicio se llama. Ello en tu caso ha sido innegable durante todos estos años y creo que es algo reconocido por todos, incluso por tus detractores. Pero precisamente es esa misma disposición a los demás, la que ahora mismo reclama un último servicio. Quizá el más complicado de tu carrera. El más doloroso, si. Y no me cabe duda que el más terrible para alguien, que ha dedicado más de media vida a su ciudad y a sus vecinos.
No hay vuelta atrás. No existe otro camino. La mujer que ha conseguido lo mejor para su partido, no puede finalizar sus días en política convirtiéndose en el peor lastre. Ha llegado el momento de que des un paso atrás, primero por tí, para que puedas responder ante la Justicia por las sospechas que ahora mismo te convierten en foco mediático. Tu presunción de inocencia se merece una oportunidad. Tu partido se merece, nos merecemos, que se nos restituya la honorabilidad y que nuestro trabajo cotidiano, no sea puesto en entredicho por actitudes como la que ayer manifestaste.
Sabes que jamás te hemos pedido nada y te lo hemos dado todo con nuestro apoyo. Hoy sin embargo, si te voy a pedir algo. Y conmigo muchos militantes, simpatizantes y votantes anónimos, irrelevantes y perfectamente prescindibles por separado, pero que hemos sido imprescindibles para que tú lograras cumplir tu sueño como Alcaldesa de Valencia.
Por dignidad y coherencia, Rita por favor, dimite.
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