sábado, 5 de mayo de 2007

A tu vera...

Nos encaramamos a la recta final de una de las semanas más mediáticas que se recuerdan con nacimiento y posterior presentación de una infanta de España, de nombre real donde los haya y de marcado acento helénico. Para cualquier país del mundo el feliz natalicio de una hija de los príncipes herederos hubiera copado horas, páginas y mentideros a lo largo y ancho de su geografía.
Sin embargo el corrillo del cotilleo y el chascarrillo popular no podía imaginarse la que le venía en ciernes de la mano de la ya casi olvidada "operación malaya". Lo que muchos andaban presagiando hace meses erigidos en verdaderos pitonisos recurriendo a las siempre socorridas fuentes, veía la luz en torno a la medianoche del miércoles 2 de mayo en la tristemente célebre capital del pelotazo urbanístico, Marbella.

Escasas horas antes, nuestro insigne presidente del gobierno participaba en un mítin de campaña electoral en la otrora prestigiosa capital de la costa del sol. En él fueron constantes las alusiones a la corrupción del disuelto consistorio andaluz y entre las alocuciones más brillantes con que nos elogió el talantoso que no talentoso ZP destacó una: "mi gobierno combatirá la corrupción y la perseguirá allá donde exista, haya famosos o no".
Realmente resulta cuanto menos chocante que esa misma noche se practicara una de las detenciones más trascendentes en la historia del folclore patrio, sólo equiparable al pleito con la justicia que hace casi dos décadas sentó en un banquillo a La Faraona, para batirse en la arena con la magistratura. Duelo del que por cierto salió indemne para algarabía suya y gozo de los que sentimos la copla en las venas.
Así y todo, nunca antes una artista de estas características había sido detenida y conducida a los calabozos de una comisaría, como si de una vulgar delincuente se tratase.

Una artista, Isabel Pantoja -un nombre que dicho asi en frío acojona por la leyenda negra que se ha creado en torno a él-, ha sido la protagonista de este episodio, un "agraviante episodio" según se ha apresurado a matizar ella.

En parte estoy deacuerdo con tal afirmación, en el sentido que es indudable cierto grado de espectáculo que se le ha dado a esta detención. Hay que recordar que desde que la trianera fue detenida hasta que prestó declaración en los juzgados de Marbella transcurrieron alrededor de catorce interminables horas, durante las cuales aguardó en los calabozos. Particularmente no entiendo este afán y precipitación en detener a la artista, para posteriormente demorar su declaración hasta pasadas las 14:00 horas del día 3. Está claro que los hechos como se produjeron ocasionarían más revuelo mediático que de haberse producido una detención más discretaa media mañana del día siguiente. Me da que pensar que interesaba despertar el morbo y el interés por este tema que parecía haberse evaporado, y casualmente ahora que son muchos los temas "políticos" que atenazan a la sociedad española.

Más allá de esta opinión estrictamente personal en cuanto al trato que se le ha dado a la detención y su mayor o menor utilización, estoy completamente deacuerdo con que cualquier persona reciba la misma consideración de cara a la justicia puesto que ello es un derecho constitucional inalienable. Si la cantante ha cometido una irregularidad que pague por ello y sea juzgada sin mayor beneficio y/o distinción que cualquier otro currito de a pie.

Eso sí, son los jueces quienes tienen que decidir en el libre desempeño de sus funciones sobre la culpabilidad o la inocencia de una persona. Mal que nos pese, en este caso todos nos hemos postulado como juez y parte en este asunto que ha trasvasado todos los límites imaginables de la cordura y la moralidad, amén de la presunción de inocencia que a todos también por ley se nos reconoce.

En un giro de tuerca más de este culebrón ayer mismo trascendía a la prensa que el ex-alcalde de Marbella, Julián Muñoz -a la sazón novio de Isabel Pantoja-, que permanece preso en el penal de Jaén iniciaba una huelga de hambre para protestar por su situación y demandar una medida de gracia del ejecutivo socialista similar a la facilitada al etarra De Juana Chaos.
Muchos se han apresurado ya a acusar al famoso reo de oportunista, pero pocos han sido los que de forma objetiva han hablado, dado que el único responsable de que hoy día los presos se acojan a este recurso de presión es la torpe e inmadura medida de un gobierno débil. A nadie más compete dicha responsabilidad.

Sea como fuere, en próximas fechas asistiremos a nuevos acontecimientos de esta historia que parece no tener fin, con una tonadillera herida en su orgullo, y un amado presidiario que cada tarde al caer el sol sobre los campos de olivares tararea aquello del "A tu vera, siempre a la verita tuya, siempre a la verita tuya, hasta que de amor me muera..."




1 comentario:

Anónimo dijo...

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