Sin embargo, no es menos cierto que en determinadas ocasiones se les presupone cierto saber estar y tablas en esto del debate; más si cabe al tratarse de profesionales del periodismo. Ahí está el quid de la cuestión.
Dejando a un lado el canal de emisión del programa de marras (la cadena amiga), el debate del sabado noche en La Noria versaba a propósito de la problemática vasca con el referéndum, la libertad y la debilidad o no de ETA.
El moderador -por decir algo, pues más que moderar enjuicia y participa siempre desde uno de los lados-, presentó a los intervinientes que ya se han convertido en asiduos: Isabel Durán, Enric Sopena, Miguel Ángel Rodríguez y Mª Antonia Iglesias.
Como cada sabado conforme se iban produciendo las intervenciones la temperatura ascendía por momentos. Las constantes interrupciones que ya se han convertido en costumbre por parte de Mª Antonia Iglesias impedían escuchar con claridad los argumentos de Isabel y Miguel Ángel.
La tensión llegó hasta tal punto que por momentos la audiencia confundía a la señora Iglesias con María Patiño, pues su grado de congestión facial así como el volúmen de su vena alcanzaron cotas alarmantes. En este punto, el siempre irónico Miguel Ángel advirtiendo la situación, recomendó a la periodista de la bancada siniestra que se tomara una pastillita para la tensión.
Esas palabras despertaron al Vesubio que Mª Antonia llevaba dentro, espetándole a Rodríguez: "eres un machista repugnante y un cabrón". El aludido sentenció: "y tú una imbécil".
Hasta aquí llegó el debate, que quedó zanjado por Jordi González de forma fulminante. "Siento vergüenza", afirmó.
Yo sinceramente, también. Siento vergüenza de que tengas a una señora en tu programa que ha convertido el insulto, la difamación y la demagogia en su mecanismo de facto. Ella no debate, acribilla, humilla, ningunea al adversario a través de palabrería barata y ruin, a la que en caso de verse acorralada acompaña de la más amplia variedad de insultos y exabruptos.
Pero la dinámica biliosa de esta señora no viene de ahora, no. Desde los tiempos que inició su andadura en los debates televisivos de la mano de la otrora reina de las mañanas, María Teresa Campos, su lenguaje no ha variado un ápice. Me vienen a la memoria muchos de los enfrentamientos que protagonizó la buena mujer en directo, pero por su crudeza, bajeza moral y cobardía al no estar presente el aludido, no puedo dejar de reproducir aquí las palabras que una indignadísima Mª Antonia dedicó al que fuera Secretario General del Partido Socialista de Euskadi, Nicolás Redondo; cuando en los años de mayor colaboración PSE-PP para acorralar a ETA y sus brazos políticos, el señor Redondo fue calificado como "hijo de puta" en palabras de la tertuliana con hechuras de albóndiga sectaria.
Y no es de extrañar este comportamiento, esta cerrazón ideológica y seguidismo socialista, pues el currículum -y la cuenta corriente-, de Mª Antonia se vieron engrosados en los años de gobiernos de Felipe González.
Fue en la década de los 80 y la movida, cuando la televisión de todos los españoles TVE, alcanzó las mayores cotas de manipulación y tendenciosidad que se recuerdan. ¿A que no adivinais quién era la directora de informativos de la época? Bingo. La misma Mª Antonia Iglesias.
Y para los annales de la historia y la vergüenza nacional queda ese momento cuando en el mundial de 1986, año electoral, al marcar Emilio Butragueño para la selección española, la maquinaria propagandística socialista se puso en funcionamiento con toda su crudeza y aprovechó el instante de máxima audiencia tras el gol para rotular la parte inferior de las pantallas con un mensaje claro y conciso: ¡¡¡VOTA PSOE, VOTA PSOE, VOTA PSOE!!! Sobran las palabras, ¿verdad?
Así se las gastaba nuestra musa-tertuliana preferida. La misma que hoy día viene a darnos clases de ética, moral y Educación para la Ciudadanía; para inculcarnos sus valores amparados en la mentira, la mezquindad y el insulto.
Una actitud que ansia recompensa física, contante y sonante, y abstracta pues está en liza el título de la más arpía del reino; y Maruja Torres y Rosa Regás le van a la zaga.
Es por ello que cada mañana Mª Antonia al mirarse al espejo se repite para sí misma: "Espejito mágico, espejito mío ¿quién es la más sectaria sobre la faz de la tierra?". Ninguno contesta, pues el reflejo los hace añicos. La razón es óbvia.