El siglo XX trajo una auténtica revolución en la difusión informativa, dado que ya no eran sólamente las clases acomodadas las que podían tener acceso y control de esos medios con lo que el abanico de posibilidades se ampliaba a la mayoría de la sociedad, otorgándoles su oportunidad informativa. Hoy día la oferta es total e infinita y somos testigos de ello cada día.
No es de extrañar que hace unos años se acuñara el término del "minuto de gloria" que todos ansiamos tener en los medios de comunicación. Lo cierto es que esos minutos de oro son aprovechados o desaprovechados por decenas de personas de la más diversa condición que aparecen y desaparecen cada día en nuestros televisores, internet, periódicos, sintonías de radio...
En la presente semana se inauguraba el ciclo laboral habitual para la mayor parte de los españoles que tras el parón estival regresan a la rutina de sus vidas.
Una semana por tanto plagada de novedades, de estrenos televisivos, de temporadas de series, programas y demás savia nueva que amenaza con mantenernos pegados a las pantallas durante horas.
Uno de esos estrenos -publicitado y magnificado hasta la extenuación en las semanas precedentes-, fue el de la otrora reina de las mañanas María Teresa Campos, que enfundada en una sonrisa permanente regresaba a la cadena amiga para dirigir uno de los espacios de debate político y actualidad, "La mirada crítica".
Pese a la campaña de difusión, el "bombazo" de su entrevista con el presidente del gobierno, y el morbo de ver si en una de sus tertulias a su compañera de fatigas Mª Antonia Iglesias empieza a darle vueltas la cabeza cada vez que alguien pronuncia el nombre de José María Aznar, la realidad es que sus índices de audiencia la alejan excesivamente de los datos que en el pasado la entronizaron en la parrilla televisiva.
"La Campos" ha cumplido un ciclo, plagado de luces y de sombras, que la llevaron a saborear las mieles del éxito y ahora la precipitan hacía las profundidades del share televisivo. Quién sabe si no será esta la venganza perfecta del mandamás de Telecinco, Vasile, tras los cariñosos epítetos que le dedicó la buena señora cuando fichó por la competencia.
En otras latitudes hallamos otro ejemplo de esos minutos aúreos de los que algunos personajes precisan para mantenerse en el candelero mediático.
Ella no es otra que una mujer de bandera "roja", claro está; y no sólo por su respetable ideario sinó además porque como ocurre con la advertencia en las playas a propósito del baño, acercarse a esta periodista puede ser letal a la luz de sus declaraciones.
Y es que la simpar Maruja Torres en una conferencia sobre el ahorro de agua en el marco de la Expo de Zaragoza sorprendió a propios y extraños con sus particulares hábitos higiénicos que pasaban por aprovechar al máximo la capacidad del WC antes de tirar de la cadena, así como dilatar en el tiempo (3 días) sus jornadas de ducha, dado que ella no olía mal y no precisaba asearse más que lo estrictamente necesario.
No he tenido el placer de estar cerca de la mencionada señora, pero intuyo que si algún día pasa por tierras levantinas sabremos de su presencia merced a ese aroma embriagador que la caracteriza.
Lástima que Maruja no profese esa política tan ahorrativa en otros menesteres cuando su vivaraz lengua se desata, arremetiendo contra todo aquel que no comparte sus reflexiones políticas, y haciendo gala de una incontinencia verbal sin límites al grito de """hijos de puta""" contra los votantes del Partido Popular.
Y la última de las mujeres que ha dado que hablar esta semana ha sido la miembra del gobierno más joven, que amparada bajo el regazo de Manuel Chaves y alimentada por el flamenco más cañí, desembarcó hace ocho meses en el gobierno de la nación al frente de un ministerio de cara a la galería. Y no es que lo diga yo, no; es que la cartera de Igualdad no posee todo aquello que la definiría como tal. Ni edificio propio, ni vehículo, ni teléfono, ni nada de nada. Bueno, perdón, si algo si tiene un plan de austeridad. Dada la situación de crisis que padecemos los españoles el gobierno ha puesto en marcha el mencionado plan, y una de sus titulares parece ser alumna aventajada en este asunto, pues esta semana se ha conocido la reforma a la que está siendo sometida la que será su sede ministerial, la antigua Casa de la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones, así como el caprichito de Bibí de instalarse un jardín de estilo Zen para desestresarse de la frenética actividad que desarrolla y, que la ha llevado a realizar propuesta y media en 6 meses.
La Seguridad Social ha entrado en déficit, el paro casi dobla la tasa del conjunto de la Unión Europea, no hay certeza que las familias en esa situación cobren a final de mes, pero eso no importa a Bibiana Aído, flamante ministra de Igualdad, que como tal predica con el ejemplo.
Tres casos dispares de las que en su día creyeron ser reinas tocadas por el mismo Dios, pero que a la luaz de sus actos, manifestaciones o hechos no alcanzan más que a conformar el dudoso mérito de convertirse en reinonas por un día.
1 comentario:
Buenísima entrada: sobre todo lo de la Bibiana. No se si sabes que es ahijada de Chávez, vamos que la ayudó a bautizar. Y cumple a rajatabla eso de que "el que tiene padrino se bautiza".
Te enlazo en mi página. Saludos y bendiciones. Y la hitoria de Isabel La Católica magnífica, es uno de mis personajes históricos preferidos.
Publicar un comentario