Desde tiempo inmemorial las diferentes clasificaciones realizadas a lo largo y ancho de nuestra geografía han dejado meridianamente definidas las regiones en función de los niveles de pluviosidad, catalogándolas como la "España seca" y la "España húmeda".
En función de ese reparto según la situación y el clima existen zonas excedentarias en recursos hídricos frente a otras que adolecen de episodios de sequías de carácter periódico y más o menos prolongados. En esta última tesitura se hallan las provincias del levante y sureste peninsular desde Castellón hasta Almería, pasando por Valencia, Albacete, Alicante y Murcia, todas ellas con cuencas hídricas deficitarias ante la irregular y escasa presencia de precipitaciones. Esta situación no ha pasado inadvertida nunca a los diferentes gobiernos y regímenes que han dirigido España con mayor o menor diligencia y acierto. Una de las soluciones arbitradas en épocas pretéritas ya hacía alusión a los trasvases entre ríos, y lejos de erigirse en alternativa viable en tiempos del franquismo, lo cierto es que las hemerotecas recogen los primeros proyectos en tiempos de la II República; alusivos a trasvases desde el Guadiana, el Tajo, e incluso, el Ebro. Concretamente es preciso que en estos tiempos que corren de memoria histórica hagamos mención a las palabras que el 26 de febrero de 1933 pronunció en el Teatro Monumental de Alicante ante representantes de agricultores del levante y sureste el entonces ministro de Obras Públicas, Indalecio Prieto:
"Si un día somos dueños de las aguas españolas, que caen en cantidad suficiente, aunque desigualmente repartidas, y las podemos distribuir según esa conveniencia, habremos realizado el acto más firme de soberanía. La fina y melancólica espiritualidad del norte, templada en las austeridades castellanas, podrá llegar a fructificar aquí en Levante por la conjunción de aquellas aguas y este sol, y entonces sí que serían los vuestros unos profuctos nacionales capaces de llevar al último rincón del mundo, desde América hasta el Extremo Oriente, una encarnación del alma española"
Mucho ha cambiado nuestro país y por supuesto el partido en el Gobierno, para motivar que una de las primeras decisiones del ejecutivo socialista fuera derogar el Plan Hidrológico Nacional y uno de los proyectos que había conseguido poner deacuerdo a todos los presidentes autonómicos, el trasvase del Ebro. No contento con ello, el PSOE dio un paso más hacia la negación sistemática del agua al Levante y Sureste con la drástica reducción del caudal que llegaba a Alicante y Murcia desde el río Tajo.
En el verano de 2005 tras mantener dos meses paralizadas las obras que iban a permitir el trasvase desde el río Júcar al Vinalopó, para socorrer el riego de las huertas alicantinas azotadas por una endémica sequía, decidió cambiar el proyecto inicial desde Cortes de Pallás cuando ya se encontraban avanzadas las obras en un 48%. La UE había aprobado la financiación de aquel proyecto, el gobierno de Aznar se comprometió a financiar otra parte y por último el Consell de Francisco Camps asumió el coste restante. Sin importar ninguno de estos compromisos, Zapatero suprimió el proyecto, negó las ayudas prometidas por el anterior ejecutivo y rechazó la subvención de la UE.
El nuevo proyecto aprobado por el gabinete de la ex-ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona superaba en 100 millones de euros el coste del anterior proyecto y partía sin ningún tipo de subvención de la UE. A día de hoy la canalización sigue sin estar acabada cuando estan a punto de cumplirse cuatro años de aquello, mientras los agricultores ven desaparecer sus cultivos bajo el implacable sol y asisten impotentes a la transformación de sus fincas, huertas y campos en terrenos yermos y estériles.
Mientras esto sucedía en la Comunidad Valenciana y Murcia, Cataluña impulsaba en secreto un trasvase desde el curso del Ebro en Tarragona hasta la misma ciudad condal, amparados en una situación de emergencia ante la falta de lluvias. Casualmente las obras pretendían iniciar el punto de toma de las aguas en el mismo lugar que planteaba el PHN de la época de José María Aznar, con canalizaciones por todas las zonas deficitarias catalanas llegando hasta el mismo límite con Castellón donde cortarían el trasvase. La sequía de Barcelona fue atajada de raíz con todos los medios al alcance, llegando incluso a desplazar barcos cargados de agua desde el puerto de Almería que aplacaran la sed de nuestros vecinos del norte.
En las últimas semanas hemos asistido al enésimo desafío que desde el socialismo se nos plantea a los valencianos, la posible derogación del trasvase Tajo-Segura recogida en el articulado del estatuto de Castilla-La Mancha. Ante esta nueva tomadura de pelo las asociaciones de agricultores se han movilizado para impedir este despropósito amparado y consentido por el ejecutivo socialista dado que cuenta con el apoyo explícito de la vicepresidenta del gobierno, doña María Teresa Fernández de la Vega. Un hecho que reviste mayor gravedad en tanto en cuanto que la mencionada señora resultó electa diputada como cabeza de lista de la circunscripción de Valencia.
Si todo este cúmulo de fatalidades para el campo levantino parecieran pocas, hoy la santa paciencia de miles de familias que dependen de la tierra y de un bien tan necesario como el agua para subsistir, se ve desbordada al enterarse del macroproyecto que prepara el ejecutivo socialista aragonés de Marcelino Iglesias. Y es que el Gobierno de Aragón ultima en estos momentos la elaboración de una ley de centros de ocio de alta capacidad para dar cobertura al proyecto bautizado como Gran Scala, que prevé una recalificación masiva superior a las 2.300 hectáreas de suelo rústico en pleno desierto de Los Monegros, en la provincia de Huesca. La intención del Ejecutivo socialista es que el texto legal llegue al Parlamento regional a finales de este mes o a principios de marzo y, de esa forma, satisfacer los deseos de sus promotores privados. A pesar del actual contexto de crisis económica, la nueva normativa, anunciada esta misma semana por el vicepresidente del Ejecutivo aragonés, José Ángel Biel, permitirá la construcción de 32 casinos, setenta hoteles, quinientos comercios, cerca de trescientos restaurantes y un número indeterminado de parques temáticos, impulsados por la empresa International Leissure Development (ILD), de capital extranjero. Dicho proyecto cuenta con la óptima situación de los embalses del Ebro que el PSOE de Aragón pretende aprovechar para impulsar el mayor desarrollo urbanístico conocido en la historia de España, que deja en anécdota promociones como la de Antonio Hernando «El Pocero» en el municipio de Seseña. De hecho, el líquido elemento resultará clave para levantar una macrociudad del ocio -similar al estilo de Las Vegas- donde en la actualidad sólo existe un erial.
Así frente a la sistemática negación de la realidad que desde el socialismo se pretende trasladar a la sociedad, se nos niega el agua arguyendo criterios de sostenibilidad que quedan enormemente cuestionados a la luz de los proyectos que preparan para las áridas tierras oscenses.
Así si tenemos en cuenta y de acuerdo con el último boletín publicado por el Ministerio de Medio Ambiente -correspondiente a la semana del 3 al 10 de febrero- los embalses de la cuenca del Ebro almacenan en estos momentos 5.466 hectómetros cúbicos, lo que supone un 73,8 por ciento de su capacidad. En un año, han ganado más de 2.000 hectómetros.
Por contra la cuenca del Júcar dispone en la actualidad de 1.090 hectómetros cúbicos -trescientos más que en las mismas fechas de 2008 y apenas un tercio de su capacidad-. En el caso del río Segura la situación todavía es más grave. Sin posibilidad alguna de recibir agua del Ebro y con el trasvase del Tajo puesto en solfa desde las filas socialistas, la cuenca alicantina apenas dispone de 305 hectómetros cúbicos, que apenas representan el 27 por ciento de sus posibilidades.
Así, siempre según los datos que aporta el propio Gobierno central, los embalses del Ebro acumulan en la actualidad el triple de agua que los del Júcar y el Segura juntos.
En función de ese reparto según la situación y el clima existen zonas excedentarias en recursos hídricos frente a otras que adolecen de episodios de sequías de carácter periódico y más o menos prolongados. En esta última tesitura se hallan las provincias del levante y sureste peninsular desde Castellón hasta Almería, pasando por Valencia, Albacete, Alicante y Murcia, todas ellas con cuencas hídricas deficitarias ante la irregular y escasa presencia de precipitaciones. Esta situación no ha pasado inadvertida nunca a los diferentes gobiernos y regímenes que han dirigido España con mayor o menor diligencia y acierto. Una de las soluciones arbitradas en épocas pretéritas ya hacía alusión a los trasvases entre ríos, y lejos de erigirse en alternativa viable en tiempos del franquismo, lo cierto es que las hemerotecas recogen los primeros proyectos en tiempos de la II República; alusivos a trasvases desde el Guadiana, el Tajo, e incluso, el Ebro. Concretamente es preciso que en estos tiempos que corren de memoria histórica hagamos mención a las palabras que el 26 de febrero de 1933 pronunció en el Teatro Monumental de Alicante ante representantes de agricultores del levante y sureste el entonces ministro de Obras Públicas, Indalecio Prieto:
"Si un día somos dueños de las aguas españolas, que caen en cantidad suficiente, aunque desigualmente repartidas, y las podemos distribuir según esa conveniencia, habremos realizado el acto más firme de soberanía. La fina y melancólica espiritualidad del norte, templada en las austeridades castellanas, podrá llegar a fructificar aquí en Levante por la conjunción de aquellas aguas y este sol, y entonces sí que serían los vuestros unos profuctos nacionales capaces de llevar al último rincón del mundo, desde América hasta el Extremo Oriente, una encarnación del alma española"
Mucho ha cambiado nuestro país y por supuesto el partido en el Gobierno, para motivar que una de las primeras decisiones del ejecutivo socialista fuera derogar el Plan Hidrológico Nacional y uno de los proyectos que había conseguido poner deacuerdo a todos los presidentes autonómicos, el trasvase del Ebro. No contento con ello, el PSOE dio un paso más hacia la negación sistemática del agua al Levante y Sureste con la drástica reducción del caudal que llegaba a Alicante y Murcia desde el río Tajo.
En el verano de 2005 tras mantener dos meses paralizadas las obras que iban a permitir el trasvase desde el río Júcar al Vinalopó, para socorrer el riego de las huertas alicantinas azotadas por una endémica sequía, decidió cambiar el proyecto inicial desde Cortes de Pallás cuando ya se encontraban avanzadas las obras en un 48%. La UE había aprobado la financiación de aquel proyecto, el gobierno de Aznar se comprometió a financiar otra parte y por último el Consell de Francisco Camps asumió el coste restante. Sin importar ninguno de estos compromisos, Zapatero suprimió el proyecto, negó las ayudas prometidas por el anterior ejecutivo y rechazó la subvención de la UE.
El nuevo proyecto aprobado por el gabinete de la ex-ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona superaba en 100 millones de euros el coste del anterior proyecto y partía sin ningún tipo de subvención de la UE. A día de hoy la canalización sigue sin estar acabada cuando estan a punto de cumplirse cuatro años de aquello, mientras los agricultores ven desaparecer sus cultivos bajo el implacable sol y asisten impotentes a la transformación de sus fincas, huertas y campos en terrenos yermos y estériles.
Mientras esto sucedía en la Comunidad Valenciana y Murcia, Cataluña impulsaba en secreto un trasvase desde el curso del Ebro en Tarragona hasta la misma ciudad condal, amparados en una situación de emergencia ante la falta de lluvias. Casualmente las obras pretendían iniciar el punto de toma de las aguas en el mismo lugar que planteaba el PHN de la época de José María Aznar, con canalizaciones por todas las zonas deficitarias catalanas llegando hasta el mismo límite con Castellón donde cortarían el trasvase. La sequía de Barcelona fue atajada de raíz con todos los medios al alcance, llegando incluso a desplazar barcos cargados de agua desde el puerto de Almería que aplacaran la sed de nuestros vecinos del norte.
En las últimas semanas hemos asistido al enésimo desafío que desde el socialismo se nos plantea a los valencianos, la posible derogación del trasvase Tajo-Segura recogida en el articulado del estatuto de Castilla-La Mancha. Ante esta nueva tomadura de pelo las asociaciones de agricultores se han movilizado para impedir este despropósito amparado y consentido por el ejecutivo socialista dado que cuenta con el apoyo explícito de la vicepresidenta del gobierno, doña María Teresa Fernández de la Vega. Un hecho que reviste mayor gravedad en tanto en cuanto que la mencionada señora resultó electa diputada como cabeza de lista de la circunscripción de Valencia.
Si todo este cúmulo de fatalidades para el campo levantino parecieran pocas, hoy la santa paciencia de miles de familias que dependen de la tierra y de un bien tan necesario como el agua para subsistir, se ve desbordada al enterarse del macroproyecto que prepara el ejecutivo socialista aragonés de Marcelino Iglesias. Y es que el Gobierno de Aragón ultima en estos momentos la elaboración de una ley de centros de ocio de alta capacidad para dar cobertura al proyecto bautizado como Gran Scala, que prevé una recalificación masiva superior a las 2.300 hectáreas de suelo rústico en pleno desierto de Los Monegros, en la provincia de Huesca. La intención del Ejecutivo socialista es que el texto legal llegue al Parlamento regional a finales de este mes o a principios de marzo y, de esa forma, satisfacer los deseos de sus promotores privados. A pesar del actual contexto de crisis económica, la nueva normativa, anunciada esta misma semana por el vicepresidente del Ejecutivo aragonés, José Ángel Biel, permitirá la construcción de 32 casinos, setenta hoteles, quinientos comercios, cerca de trescientos restaurantes y un número indeterminado de parques temáticos, impulsados por la empresa International Leissure Development (ILD), de capital extranjero. Dicho proyecto cuenta con la óptima situación de los embalses del Ebro que el PSOE de Aragón pretende aprovechar para impulsar el mayor desarrollo urbanístico conocido en la historia de España, que deja en anécdota promociones como la de Antonio Hernando «El Pocero» en el municipio de Seseña. De hecho, el líquido elemento resultará clave para levantar una macrociudad del ocio -similar al estilo de Las Vegas- donde en la actualidad sólo existe un erial.
Así frente a la sistemática negación de la realidad que desde el socialismo se pretende trasladar a la sociedad, se nos niega el agua arguyendo criterios de sostenibilidad que quedan enormemente cuestionados a la luz de los proyectos que preparan para las áridas tierras oscenses.
Así si tenemos en cuenta y de acuerdo con el último boletín publicado por el Ministerio de Medio Ambiente -correspondiente a la semana del 3 al 10 de febrero- los embalses de la cuenca del Ebro almacenan en estos momentos 5.466 hectómetros cúbicos, lo que supone un 73,8 por ciento de su capacidad. En un año, han ganado más de 2.000 hectómetros.
Por contra la cuenca del Júcar dispone en la actualidad de 1.090 hectómetros cúbicos -trescientos más que en las mismas fechas de 2008 y apenas un tercio de su capacidad-. En el caso del río Segura la situación todavía es más grave. Sin posibilidad alguna de recibir agua del Ebro y con el trasvase del Tajo puesto en solfa desde las filas socialistas, la cuenca alicantina apenas dispone de 305 hectómetros cúbicos, que apenas representan el 27 por ciento de sus posibilidades.
Así, siempre según los datos que aporta el propio Gobierno central, los embalses del Ebro acumulan en la actualidad el triple de agua que los del Júcar y el Segura juntos.
4 comentarios:
Esque manda narices y dice en este mismo video que no hay que engañar a los ciudadanos.
Los trasvases no es que se haran esque se estan encauzando ya.
Pero la gente tiene otras preocupaciones mayores y no se esta enterando.
ESTE BUSCARRUINAS,NOS LLEVA A LA DESTRUCCION
No debemos extrañarnos mucho sabiendo que los socialistas usan otro idioma o dialecto, el “progresí”, por lo que aun trasvase se le puede llamar de diferentes formas para que fonéticamente no sea un trasvase.
Saludos
Los recursos naturales son de los españoles, de todos y cada uno de ellos, sin importar de donde vengan y a donde vayan. Pero para comprender eso, hay que tener una Altura de Miras muy grande, y por desgracia, en España, eso no existe.
No sería la primera vez que un pueblo se niega a ayudar a otro o se pelean por si un pozo esta en su territorio municipal o en el otro y le niegan el agua al vecino...
y así nos va...
Hola, pasando a saludar y tambien para invitarte a que pases y veas mi blog a ver si encuentras algo de tu agrado y si te gusta intercambiemos enlaces, una suerte de fucionar dendritas o algo asi diria yo,je.
Saludos y hasta la proxima.
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