martes, 16 de junio de 2009

El abominable hongo de la "séquia mare"

"Açó era que se n´era com qui conta i conta i la nit l´agafa, la nit fosca i trista que no li permet decidir qué fer. Que vinga la dona que coneix les històries, que vinga l´home amb son sac e paraules... Arribeu i escolteu, senteu-vos i sentiu..."

Con semejante encabezamiento podría comenzar este artículo; como uno de los muchos cuentos y rondallas de la huerta que a lo largo de los años han pasado de generación en generación, permitiendo conservar un sustrato cultural oral gracias a los que hoy día son nuestros padres o abuelos. De cuentos y no precisamente literarios, vengo a hablaros hoy.

Frente a aquellos que encerraban tras de sí el encanto del misterio, de la ilusión, el embrujo de una época y sus costumbres, o la útil enseñanza con la que nos deleitaban; actualmente son otro tipo de cuentos los que nos quitan la ilusión, crean indignación y resultan ser causa de desvelo nocturno. Los apreciados y fraternales narradores también han dado paso a otro tipo de personajes encargados de difundir el cuento, mucho menos entrañables y simpáticos para nuestros sentidos.
Hoy sin ir más lejos nos hemos despertado con la noticia en prensa de la sustitución en una de las rotondas que jalonan nuestro municipio de un ejemplar arbóreo bastante peculiar. En la rotonda que enlaza la Avenida de Alicante con Mosen Pedro Mena, la Calle Mayor y el acceso a Climont. El mencionado árbol exótico ha pasado a mejor vida, seguramente a engrosar un honroso lugar en el jardín de las delicias donde quiera que éste se encuentre. La causa de la muerte ha sido según el portavoz socialista en el Ayuntamiento de Sant Joan, un hongo:

El concejal de Mantenimiento y Servicios, Baltasar Ortiz, afirmó ayer que, tras saber que el ejemplar estaba enfermo, los técnicos "procedieron a realizar una tratamiento de urgencia para salvarlo", pero no sirvió de nada ante el "ataque" del hongo.


La historia no pasaría de ser una mera anécdota más en el transcurso de una acción de gobierno si no fuera porque existen las hemerotecas y, afortunadamente todavía queda alguna persona preocupada en contribuir a recordar a la ciudadanía ciertos aspectos sobre los que merece la pena hacer memoria. Y es que ese ser vivo talofito sin clorofila, de reproducción preferentemente asexual, por esporas, que suele ser parásito o vive sobre materias orgánicas en descomposición, que es como define el diccionario al hongo, posee ya en Sant Joan nombre, apellidos y el tratamiento de Señor Hongo.

Ya en el año 2002 el entonces concejal de urbanismo, Manuel Giménez, se comprometió en sesión plenaria a preservar y mantener la pinada sita al final de la calle Tomás Capelo en una parcela que comunicaba la mencionada calle con La Moleta y Pintor Baeza.Unos años después la zona fue urbanizada y el compromiso del PSOE quedó en agua de borrajas al erigirse poderoso un mastodonte de hormigón y cemento que destrozó el enclave y no reservó ni un 1% de la parcela para uso y disfrute de los santjoaners. Los árboles fueron talados con nocturnidad y alevosía sin que el equipo de gobierno socialista hiciera nada por frenar el crímen ecológico. Una vez estuvo consumada tal fechoría, la única justificación que se le ocurrió al ínclito portavoz del puño y la rosa municipal fue atribuirle la responsabilidad al hongo.

Hoy podemos comprobar la crudeza del asunto al comparar el antes y el después.


Al tiempo de aquello otra zona de nuestro pueblo sufrió la acometida del virulento hongo. El Pasaje de Soro recibía a tan simpar personaje. La finca que en otro tiempo se levantara poderosa en aquel lugar fue derruida y en su lugar el equipo de gobierno socialista otorgó la licencia para el levantamiento de una auténtica fortaleza que contribuiría a "encastillar" una de las entradas a Sant Joan junto a Cobensa. Las amplias zonas ajardinadas de la mencionada finca fueron eliminadas de raíz y la única zona testimonial que se mantuvo no pudo evitar acabar de la misma manera que lo hicieran sus congéneres vegetales. Una vez más el hongo causó estragos según la versión oficial socialista, esta vez además de los pinos, las palmeras también sufrieron su ira.

De punta a punta de nuestro pueblo el hongo se mueve como pez en el agua, conviertiéndose en una amenaza tan escurridiza para las plantas y árboles municipales como en su día fuera Jack el destripador para la Inglaterra victoriana. Nadie escapa a su intimidatoria presencia y su implacable acción.

El tercer caso tuvo lugar muy cerca de donde ha atacado de nuevo; la pinada de Belucha-Entrepins, frondosa, exuberante y densa amalgama de colores con ejemplares de carrascos, palmeras, cipreses y otras especies que convertían aquel rincón en especial, único e irrepetible. Hasta que llegaron las palas municipales para "reordenar" el área. Numerosos ejemplares fueron talados para sanear la zona según los técnicos mientras otros iban poco a poco variando su color original hacia el marrón más cobrizo. Una vez más y siempre según la oficialidad gubernamental socialista el hongo había vuelto a hacer de las suyas.
Todavía hoy la web del ayuntamiento de Sant Joan recoge la gravedad de la situación que obligó a repoblar con nuevos ejemplares la zona afectada por el hongo con fecha de 22 de noviembre de 2005: http://www.santjoandalacant.es/es/noticia-medio-ambiente/el-ayuntamiento-de-sant-joan-comienza-el-proyecto-de-repoblacion-en-“beniali”


La pregunta que el común de los mortales se hacía entonces y se sigue haciendo ahora, es como es posible que un hongo sea tan selectivo a la hora de escoger a sus víctimas, dado que en una zona infectada únicamente se vean afectados los ejemplares ya existentes y los de nueva plantación ahí sigan tan frescos y lozanos. Sospechoso...

El de la "chorisia insignis" -más conocido como árbol panzudo de la rotonda de Beni Ali-, es sólo la punta del iceberg de las travesuras de un hongo caprichoso, dado que en este caso por ejemplo nos costó a todos los vecinos 36.000 euros, o lo que es lo mismo 6 millones de las antiguas pesetas, dado el antojo del equipo de gobierno socialista por el peculiar ejemplar que llevó incluso a renunciar a él a Gerard Depardieu.
Con 36.000 euros menos en las arcas municipales, un árbol haciéndole compañía a San Pedro y una sensación de tomadura de pelo generalizada al pueblo de Sant Joan, el edil Ortiz apostilla con el siguiente comentario sus declaraciones en prensa: "la Concejalía ha decidido plantar un olivo centenario, que queda muy bonito y es propio de la comarca".

Así el pobre hongo se ha convertido en chivo expiatorio de todos los males del ejecutivo socialista que gobierna Sant Joan y no es de extrañar que en poco tiempo sea el responsable de la paralización de las obras del parking de la Ordana, del fracaso del proyecto estrella del PSOE para esta legislatura que era la piscina municipal en el Racó de Giner, de la inactividad municipal fruto de la dimisión de la interventora hace ya varios meses, de la reducción de los presupuestos de cultura y de fiestas o incluso de la solicitud de un préstamo por parte del Ayuntamiento para poder sugragar los gastos de alquileres de las múltiples dependencias municipales.

La fábula está servida con ese personaje que aspira a convertirse en el peor enemigo de los santjoaners, equiparable al hombre del saco y el coco, que en suma constituye la historia del abominable hongo de la asèquia mare. Sed cautos, el hongo acecha.

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