Sin tetas no hay progresismo

«Ojalá que llegue el día en que a las personas no se las mida por su sexo, sino por sus méritos». Con este lapidario comentario se estrenó Bibiana Aído, flamante responsable de ese ministerio de reciente creación, el de Igualdad.
Ha transcurrido más de un año ya desde su incorporación a las tareas gubernamentales y pese a su escasa actividad, lo cierto es que todas y cada una de las decisiones y/o manifestaciones de la señora Aído no dejan a nadie indiferente en el conjunto de la sociedad española.
Así la ministra más joven de la historia de la Democracia -accedió al cargo con 31 años- no ceja en su empeño de sumar méritos y en demostrar a todo el país que una experta en folklore -Zapatero la fichó siendo Directora de la Agencia andaluza para el desarrollo del Flamenco- puede enmendar la plana al mundo académico, científico y médico.

Ya ha dado muestras sobradas de su validez en cuanto ha tenido ocasión; basta recordar el sonado caso de los miembros y "miembras" que dejó temblando los diccionarios y atónitos a los mismísimos cimientos de la Real Academia de la Lengua, justificándose después y mostrando su indignación al afirmar que su palabreja no estuviera aceptada y otra como "fistro" si. Al comprobar que esto es incierto me asalta la duda a propósito de ¿qué "fistro" de diccionario consultó la señora ministra para asesorarse? Te da cueeeeen!!!!

Con motivo de la reforma de la ley del aborto que entre otros asuntos elimina la obligación de precisar del permiso paterno para las menores y posibilita que éstas aborten a la edad de 16 años, la necesidad de defender aquello que roza el surrealismo ha llevado a afirmar a doña Bibiana que un feto de 13 semanas «es un ser vivo, pero no es un ser humano».
Haciendo un anuncio pues que deja perpleja a la comunidad científica, y convirtiéndose así en la nueva "Darwin" del siglo XXI; suponiendo un paso más en la evolución del creacionismo al darwinismo-evolucionista y ahora al Aídonismo-progresista. Porque naturalmente como todo el mundo sabe y siguiendo los preceptos de ese razonamiento de "ser vivo"/"ser humano", podemos afirmar y afirmamos, que un feto de elefante es un ser vivo "con trompa", uno de jirafa es un ser vivo "con el cuello largo" y otro de tiburón es un ser vivo "con muchos dientes".

Dejando a un lado la teorización Aídonista propia de mentes preclaras como la de la señora ministra, esta semana nos ha vuelto a agasajar con su verbo prodigioso; esta vez en una tertulia de Las mañanas de Cuatro, al indicar que si una joven de 16 años puede «ponerse tetas» sin que sus padres lo sepan lo lógico es que también pueda abortar. Y justificó su teoría en la Ley de Autonomía del Paciente aprobada por el PP en 2002, norma que, por cierto, establece que, para ser sometida a un aborto, una menor de edad debe otorgar el consentimiento por representación de sus tutores legales.

Genio y figura el de Bibiana Aído además de cara para defender aquello que se muestra a todas luces indefendible e insostenible, como lo es un ministerio y unos sueldos que en estos tiempos de crisis que sobrevuelan nuestras particulares economías podrían ser perfectamente eliminados y reinvertidos en otras necesidades que resultan más acuciantes para el conjunto de la sociedad española. Ese no parece ser el criterio que desde Moncloa marca las pautas de actuación de este gobierno socialista, porque al fin y al cabo es este departamento el que se ha convertido en piedra angular del ejecutivo ZP, haciendo suya en todas y cada una de las decisiones el "Igual da".