martes, 24 de abril de 2007

Una mirada velada...

Ayer por la mañana TVE nos sorprendía con una exclusiva en su programa matutino de debates. Su presentadora conectaba en directo desde Irán para entrevistar a su presidente Mahmud Ahmadineyad.
En el transcurso de la entrevista donde se habló de la energía nuclear y el supuesto uso pacífico que los iraníes querían darle, las relaciones con la UE y los EE.UU., amén de cuestionar nuevamente el holocausto judío durante el III Reich, y el conflicto palestino-israelí, fue sin embargo una de las afirmaciones finales la que más me llamó la atención. La conductora del programa, -ataviada con el típico chador blanco irání con el que por obligación las mujeres deben cubrir la mayor parte de su cuerpo-, preguntó a su contertulio sobre la situación de la mujer en el país. Él respondió: "En Irán, la mujer es lo más querido de la sociedad y son más respetadas que nadie", destacó y aseguró que "ellas tienen más derechos que los hombres". Acto seguido invitó a la presentadora a "ir a la calle y tener la visión de nuestro pueblo", seguro de que en su país hay libertad de opinión aunque siempre respetando la ley.

Es lógico y normal que después de oir esta afirmación me sintiera poco menos que contrariado, ante un individuo que niega sistemáticamente la realidad de la mujer en los países islámicos y concretamente en Irán.
Todavía hoy sigue sorprendiendo y aberrando a los ojos occidentales el brutal apartheid al que se condena a la mujer. En la mayoría de los países musulmanes -salvo Túnez y Turquía-, el código civil, utilizando la referencia del Corán, dictamina su condición legal, considerándola toda su vida menor de edad y necesitada del padre, hermano o marido para las decisiones más elementales. Pero no solamente se trata de controlar a la mujer como persona; también de controlar el sexo, pues la civilización islámica relaciona el sexo con el dominio público. Los musulmanes creen que los deseos femeninos son aún mayores que los masculinos; sus necesidades sexuales convierten a la mujer en el símbolo de la insensatez, del desorden, de la fuerza antidivina de la naturaleza y en discípula del diablo. A la sexualidad femenina se la considera algo tan potente que constituye un peligro para la sociedad (de ahí la ablación), partiendo del supuesto de que las mujeres seducirán a cualquier hombre que esté a mano. Por eso la separación de los sexos es una característica de la vida diaria en el mundo del Islam.

Con respecto a Irán la situación real de la mujer no es mucho más halagüeña. De hecho son pocos los testimonios que nos llegan a Occidente para constatar cual es la condición, respeto y derechos reales de las féminas en aquel país del medio oriente.

Uno de esos ejemplos de coraje y valentía es Shirin Ebadi que fue premio nobel de la paz por sus trabajos como directora del Centro iraní de Defensa de los Derechos Humanos.
Gracias a su voz el mundo ha podido comprobar como la vida de una mujer en Irán vale legalmente la mitad que la de un hombre. Así de cruel y miserable.
Ello se ejemplifica en que "matar a una mujer, al igual que a un extranjero, cuesta la mitad de lo que vale matar a un hombre". Según la ley, en Irán un hombre puede divorciarse cuando quiera sin ninguna explicación, pero para que lo pueda hacer una mujer debe cumplirse alguna de una serie de siete condiciones, entre ellas, que el marido la haya abandonado completamente, sea adicto a las drogas o sufra de impotencia sexual. Si el esposo encuentra a su mujer con otro hombre manteniendo relaciones sexuales tiene derecho legal a matarlos a ambos y, en cualquier caso, si se demuestra el adulterio la mujer puede ser lapidada hasta la muerte. Durante la lapidación, se entierra a la mujer hasta el torso y se le tapa la cabeza con una bolsa de tela mientras los habitantes de la localidad le apedrean. Si consigue liberarse en esas condiciones queda en libertad.
En cuanto a la comparecencia ante un juzgado por cualquier asunto, una mujer sola no puede testificar y deben hacerlo dos a la vez para que su palabra tenga valor jurídico.
La mayoría de edad para ser condenado y ejecutado también presenta considerables diferencias legales. Los adolescentes varones tienen que ser mayores de 18 años para poder ser ejecutados, mientras que para las niñas basta con que hayan cumplido los nueve años.
Respecto a la custodia de los hijos tras un divorcio, las mujeres sólo pueden quedarse con ellos hasta los siete años, pasando a partir de esa edad a depender del padre. Éste ha sido un avance reciente, ya que hasta hace poco las madres únicamente podían quedarse con sus hijos hasta los dos años.

El pasado sábado sin ir más lejos el gobierno de Ahmadineyad aprobó el denominado "plan contra el mal velo", que pretende corregir el uso incorrecto del chador, así como perseguir a las mujeres que vistan a la forma occidental. En la aplicación de dicho plan participarán efectivos del cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica y de las milicias paramilitares de los «basiyies» que, como primer medida, «aconsejarán a las mujeres» que no se ponen el velo tal como exigen las normas impuestas en Irán. De no respetar dichas reglas, el segundo paso sería llevar a las «rebeldes» a la comisaría, donde permanecerán hasta que un varón de la familia -el padre o el marido- les obligue a utilizar el velo de forma correcta. Las autoridades no han precisado, sin embargo, cómo serían castigadas las mujeres que, pese a las presiones, insistan en vestirse al estilo occidental. En casos similares en el pasado las «rebeldes» eran castigadas con decenas de latigazos.
Igualmente desde el sábado pasado está prohibido el uso de pantalones cortos o faldas estrechas y cortas, así como los pañuelos pequeños que dejan fuera parte del cabello de la mujer.

El respeto, los derechos y la libertad para con la mujer iraní por los que aboga su presidente quedan en entredicho ante las comentadas aberraciones que suceden mientras él realiza esas declaraciones.
Un hombre parapetado tras unos cristales tintados que no le dejan ver la realidad de una nación y de un colectivo que ve cercenadas sus esperanzas. Y lo más grave, no nos deja ver a nosotros sus ojos, donde por seguro se ven reflejadas las verdades -de existir alguna-, y falsedades -la mayoría-, de un discurso autocomplaciente y velado como su mirada.



2 comentarios:

Leticia dijo...

Lo de Irak es una pena y lo malo es que van cada vez peor.

Gracias por entrar en mi blog, y totalmente autorizado para linkarme!!!!

kika... dijo...

Hola!
Me ha gustado mucho tu blog, y me quedo con la frase que dejaste en el mío...

Saludos mágicos!
K

kikamagia.blogspot.com