lunes, 5 de marzo de 2007

El concepto de "fama".

"Queréis la fama, pero la fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor". Esta frase se hizo mítica en boca de la profesora de danza Lidya Grant en la serie de televisión 'Fame', que en España conocimos como "Fama". La verdad es que la frasé define muy bien la realidad de todo aquel que se embarca en la nada fácil aventura de hacerse un sitio en el mundo del espectáculo y procurarse un nombre dentro de la farándula y el estrellato.
Pero con un poco de ayuda, voluntad y tesón todo se consigue; más las personas que entienden del mundillo afirman que lo dificil no es llegar a él, sinó mantenerse.

La fama desde mi perspectiva, es el reconocimiento que una persona logra en base a un excelente trabajo que le otorga un prestigio y una recompensa en forma de aplauso del público; eso y sólo eso es para mí la fama, lo demás es sencillamente petardeo barato aunque tenga forma de videncia, condado o cama redonda. Para mí son famosos José Luis López Vázquez, Montserrat Caballé o Gabriel García Márquez, y son petardos de feria Dinio, Carmen Martínez Bordiú o Nuria Bermúdez, ésta más que petardo es una señorita de dudosa y antihigiénica moralidad.

Famosos y carroña, estrellas y casposos, personalidades y subalternos han existido siempre, sólo que quizá hace unos años, se valoraba más el trabajo del artista, el esfuerzo y la dedicación por conseguirlo, mientras que ahora son muchas las posibilidades que llevan a un cualquiera a convertirse en primera plana de los medios informativos. Creo que se ha perdido parte de esa conciencia de lo que "cuesta" llegar a ser alguien, y no se valora lo suficiente a aquellos que se lo trabajan de verdad. El morbo vende, está claro; las televisiones y revistas se aprovechan de ello y comercian con él porque saben que ello revertirá en su propio beneficio. Todo se reduce a la ley de la oferta y la demanda, entre los periodistas y nosotros que pedimos carnaza, y nos conformamos con cualquier cosa. Realmente ello dice muy poco a favor del nivel medio del país, y no contribuye en nada a enriquecer nuestra propia identidad como personas. El hecho de que tenga más audiencia un reality y/o un programa del corazón que una entrevista a un escritor o la retransmisión de un concierto, hablan por sí solo del concepto erróneo que tenemos de la fama.
Y es que parece ser que se nos olvida con demasiada frecuencia que ésta sólo se logra con unos pies enllagados por el baile, una vista cansada de estudiar guiones, una voz rota de grabar discos o un dolor de cabeza de idear versos; ese es el verdadero mérito que a uno le lleva a convertirse en una persona conocida, una estrella, artista, en suma, famosa.
Lo demás es simple y puro "chou", así tal cual, en plan cañí como sus protagonistas.


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