La verdad es que por menos de eso la inolvidable Judy Garland -"Dorothy" para los niños y los que ya no lo somos tanto- y el pequeño "Totó", volaron hacia el mundo de Oz hace ya algunas décadas. Afortunadamente podemos tener la tranquilidad que aquí en España la mayoría de las viviendas poseen sólidos cimientos y materiales robustos que impiden que nuestras casas literalmente vuelen como ocurrió en la entrañable granja de Kansas.
Así y todo no estaría de más imaginar por un momento que el viento nos permite cumplir el que fue el sueño dorado del hombre desde que los libros tienen memoria: Volar, aunque fuera con la casa a cuestas.
El problema no sería despegar sinó planear bien el aterrizaje; porque de seguro que todos tendremos en mente alguna que otra "bruja del este" sobre la que nos gustaría caer encima con todas las de la ley.
Imaginaos las peticiones que habrían para caerle encima a George W. Bush; tantas incluso que el pobre San Pedro venido a menos, tendría que poner expendedores de números como en la carnicería para regular el turno de caída libre sobre el desdichado presidente de USA. El terror se desataría ante el deseo de éste por lanzar la Casa Blanca en plan kamikaze sobre Bin Laden, puesto que podría caernos a cualquiera encima creyendo que lo escondemos debajo de la cama, cobrando fuerza aquel viejo temor de los galos de la aldea de Asterix de que en cualquier momento el cielo podría desmoronarse sobre nuestras cabezas.
Por el camino posiblemente se cruzarían aquellos que en la otra cara de la moneda, querrían caer sobre el "Coma Andante" Fidel Castro y su very well english, o bien quienes sorteando las querellas de Greenpeace en su cruzada por salvar las especies animales en extinción, se atrevieran a situar en su punto de mira al gorila rojo venezolano.
¿Y sobre Zapatero y Fernández de la Vega? Yo creo que también habría que turnarse y algunos querrían incluso repetir para al menos conocer de primera mano si como dice ZP lleva puestos los chapines rojos, o si lo que cuentan sobre la vicepresidenta y su parentesco con Tutankamón es cierto.
Aunque volviendo a la realidad como le pasó a Dorothy, nos despertaremos delante de nuestra estufa o chimenea con el silbido del viento en nuestras ventanas, mientras tarareamos con la típica sorna hispana aquella melodía que popularizó el inmortal Camarón y después Kiko Veneno del "volando voy, volando vengo"...
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