miércoles, 14 de marzo de 2007

La amenaza de Apophis

Ayer mismo, en el transcurso de una conferencia a cargo del primer español que se embarcó en una misión al espacio, Pedro Duque, nos sorprendió con una inquietante información. La razón: 'Apophis'; un asteroide que pasará muy cerca de la Tierra en el año 2029 y que podría causar daños catastróficos en nuestro planeta.

Lo cierto es que es sintomático que la ciencia por primera vez reconozca el peligro real de esta aproximación apuntando la existencia de "una certeza matemática absoluta" sobre la proximidad de la gigantesca mole metálica. A partir de ahí lo que sucedería es imposible predecirlo puesto que los caprichos gravitatorios terrestres son -como los caminos del Señor-, inexcrutables. Lo cierto es que la situación se complicaría 7 años después, en torno al 2036 cuando el asteroide podría caer sobre la tierra atraído por la fuerza gravedad.
Sus efectos en este extremo serían devastadores, !!!imaginaos¡¡¡.

No sería la primera vez que esto ocurre, ya que ello obedece a una corriente cíclica más o menos homogénea según los científicos, pese a que no se ponen deacuerdo con respecto a la frecuencia con la que ocurren dichos cataclismos venidos del universo. Lo cierto es que existen sólo dos precedentes estudiados y analizados.
Por un lado la más célebre y devastadora visita de un "trocito de cielo" a la tierra acaeció hace miles de millones de años; sus efectos finiquitaron a más del 70% de las especies de flora y fauna, elevando el porcentaje al 95% en el caso de los reptiles que no pudieron superar el invierno nuclear que provocó la nube de polvo levantada tras la colisión. Aquel coloso fue el responsable como ya habreis deducido de la mítica extinción de los dinosaurios.
El caso más reciente de impacto sobre la corteza terrestre lo tenemos en la tundra siberiana, en una de las regiones más inhóspitas del globo terráqueo, el conocido caso de Tunguska. La explosión resultante fue detectada por numerosas estaciones sismográficas y hasta por una estación barográfica en el Reino Unido debido a las fluctuaciones en la presión atmosférica que produjo. Incendió y derribó árboles en un área de 2.150 km², rompiendo ventanas y haciendo caer a la gente al suelo a 400 km de distancia. Durante varios días, las noches eran tan brillantes en partes de Rusia y Europa que se podía leer sin luz artificial. En los Estados Unidos, los observatorios del Monte Wilson y el Astrofísico del Smithsonian observaron una reducción en la transparencia atmosférica de varios meses de duración, en lo que se considera el primer indicio de efecto invernadero asociado a explosiones de alta potencia. La energía liberada se ha establecido, mediante el estudio del área de aniquilación, en aproximadamente 10 o 15 megatones. Si hubiese explotado sobre zona habitada, se habría producido una masacre de enormes dimensiones. Pese a ser una época relativamente reciente fue escasa la información al respecto del evento, empleada primero por el gobierno zarista como propaganda arguyendo una señal divina contra posibles insurrecciones revolucionarias, y posteriormente durante la administración soviética el secretismo y la censura impuestas desde el Kremlin imposibilitaron cualquier atisbo de estudio. No sería hasta la caída del muro de Berlín en 1989, cuando los científicos occidentales tras los estudios pertinentes apuntaron al choque de un cuerpo celeste contra la superficie terrestre.

Poco más se conoce acerca de este tipo de fenómenos que periódicamente amenazan la tierra. Lo cierto es que cada segundo chocan contra nuestra atmósfera millones de asteroides; sin embargo sus diminutas dimensiones diametrales les hacen descomponerse en el aire antes de chocar contra la tierra. Ese fenómeno de descomposición es lo que conocemos como estrellas fugaces.

Quizás desde hoy hasta el 13 de abril de 2029 -fecha calculada por los científicos para la aproximación del asteroide-, nos tocará mirar cada noche al cielo, en busca del mayor número de estrellas fugaces posibles, para todos juntos al unísono demandar que intercedan por la salvación de este mundo. Nuestra supervivencia depende hoy más que nunca de ellas.



1 comentario:

Anónimo dijo...

No te preocupes, que para eso está el tito Bush.