Es cuanto menos chocante que el partido socialista que todos conocemos, que hemos visto en los últimos años recurrir una y otra vez al revisionismo histórico quiera presentarse ahora como los únicos legitimados para ser la garantía de futuro de los españoles.
Cabría hacer memoria y repasar la forma de avanzar y mirar hacia adelante de los socialistas en esta legislatura.
Y es que una de sus grandes dedicaciones en estos años que han transcurrido ha sido el de la guerra civil. La constante obsesión por el conflicto fatricida del 36 y la reiterada invocación de aquellos fantasmas, que retornan con virulencia 70 años después. Un recuerdo sesgado de lo que fue la realidad y que tras la simulada y fingida estampa de homenaje a las víctimas, oculta la utilización política y tergiversada de unos hechos que se emplean como arma arrojadiza hacia personas que nada tuvieron que ver con aquellos hechos, pero de los que se les reponsabiliza por militar en un determinado partido político. Una revisión histórica que es fruto del revanchismo y la inquina biliosa de los que se autodenominan "progres", que hoy con su actitud resucitan y velan constantemente el recuerdo de un dictador que debía haber quedado en los annales de la historia, pero que parecen empeñados una y otra vez en convertir en mártir y elevarlo a los altares.
Hoy el PSOE mira hacia adelante cuando niega el agua a las cuencas deficitarias de Valencia, Murcia, Albacete y Almería, pero al mismo tiempo ensalza a la II República olvidando que fue durante aquella etapa cuando se plantearon por primera vez los trasvases a estas mismas regiones que hoy lo solicitan. El mismo ministro socialista de Obras Públicas Indalecio Prieto, durante aquella etapa defendía los trasvases desde el Guadiana y el Tajo a estas tierras, apuntando refiriéndose a los mismos que "las aguas españolas que caen en cantidad suficiente, aunque desigualmente repartidas; si las podemos distribuir según esas conveniencia, habremos realizado el acto más firme de soberanía".
Hoy ese PSOE que mira hacia adelante no parece tener muy clara la soberanía nacional y se muestra titubeante a la hora de fijar los límites a aquellos que intentan cercenar los principios de la misma. Precisamente esos que ahora se legitiman a sí mismos como garantes del futuro, son quienes con su actitud mantienen en vilo y en eterno desvelo a una España que no sabe a donde va, ni siquiera si se encuentra en algún sitio concreto.
El movimiento se demuestra andando, y el partido del puño y la rosa adecúa este refrán a su interés y lo pone en práctica en las calles recurriendo al una y mil veces repetido "no a la guerra", pero la de Irak no se equivoquen; porque lo de Afganistán no es guerra, es misión humanitaria, pese a que dicho destino ya se ha cobrado la vida de cerca de una veintena de soldados españoles en causas nunca aclaradas como el accidente del Cougar o la defección de la soldado Rodríguez Buján. Una guerra la de Irak, que nuevamente pone sobre el tapete la incoherencia del partido en el gobierno que le lleva a manifestarse en las calles y a erigirse como heraldo del pacifismo, mientras refrenda en las Naciones Unidad una resolución internacional de apoyo al envío de efectivos militares al país de soporte a la intervención armada, legitimando dicha acción de la coalición liderada por Estados Unidos hace ahora cuatro años. Irak solo interesa una vez más como arma arrojadiza, como ariete contra el PP por parte de una izquierda que recubre todos sus "avances" de rencor y animadversión hacia la rebautizada derecha fascista.
Los socialistas avanzan como los cangrejos, con el firme convencimiento de que miran adelante, a pesar de que su vista se halla puesta permanentemente en actitudes rancias, comportamientos podridos, ideario añejo, en suma, en un pasado que es un cubo lleno de cenizas.
1 comentario:
Querido Sultán:
Estarás de acuerdo en que hay crímenes que no prescriben. Y que hay reparaciones que deben hacerse, aunque sea décadas después.
A todos nos parecen excelentes las noticias de la captura de los últimos nazis, ancianitos de 90 años que se sientan en el banquillo por atrocidades que se cometieron hace 60 años.
Entendemos que hasta que no se les juzgue, y que no se indemnice a sus víctimas, al menos moralmente, no se habrá hecho justicia. Y habrá heridas que seguirán abiertas.
En España, las heridas de los republicanos no se cerraron. El franquismo nos obligó a callar nuestro dolor. Y ahora, en democracia, sólo pedimos lo que piden los judíos frente al III Reich, o los capitalistas frente a la KBG y la Stasi: que se haga justicia. Que se reconozca oficialmente que hubo un abuso.
Por desgracia, en esta lucha el PP continúa con la línea franquista: que no se reparen las injusticias, siquiera moralmente.
Cuando el PP reconozca que las víctimas del franquismo tienen derecho a la rehabilitación moral y jurídica, las acusaciones de connivencia con Franco habrán perdido por completo su sentido.
Posdata: se te echa de menos :(
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